¡ One-shot !

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"Una vez que hayamos comenzado, debes ser mío"

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"Una vez que hayamos comenzado, debes ser mío"

En las últimas semanas, Edgar no había podido estar tranquilo. Cada que intentaba encontrar la paz, siempre tenía que aparecer aquel chico de cabellos azules, Fang.

El pelinegro se encontraba laborando en la tienda del Star Park, hasta ahora el día iba normal y calmado, pero la campana sono dando indicios de que un nuevo cliente había llegado.

—Bienvenido a la tienda de regalos del Star Park —dijo el pelinegro con voz seria, sin prestar atención al rededor, estaba agachado organizando algunos productos en un estante.

—Que bienvenida más seca—dijo la persona tras suyo—Un tono alegre no estaría mal.. lindo—una risa se escucho. La otra persona se acercado al menor, quedando frente a este a un lado.

Edgar al escuchar aquella voz volteó a ver arriba, encontrando al chico que tanto lo estaba molestando en estos días. Rápido se levantó, dio un suspiro pesado y miró al mayor.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿De nuevo volviste a joderme? ¿Eh? —dijo irritado. Fang pensaba que si el menor hacía más coraje le saldrían canas.

—Hombre, tranquilo, no vine a molestarte... bueno, casi —dijo mientras una pequeña risa salía de su boca—Esta vez vine a comprar bombones.

El pelinegro se le quedó viendo hasta que accedió a atender al mayor; no podía ignorarlo, al final era un cliente más. Camino a la caja registradora siendo seguido por el peliazul, estando ahí agarro una pequeña bolsita con dibujos de paletas y caramelos, para luego agarrar el bote de los bombones que estaba a un lado suyo.

—¿Cuántos serán? —preguntó mientras abría el bote y sacaba unas pinzas del mismo para servir.

—Los que tú quieras corazón~ —dijo el mayor en tono meloso, mientras apoyaba sus codos en la mesa recostando su cabeza en sus manos para luego ver mejor al bajo.

La mirada de Edgar daba miedo.

—Buenooo~ seis serán.. por favor —dijo parándose, rascándose la mejilla por la reacción del pelinegro. Sabía que la estaba cagando.

Edgar puso los seis bombones en la bolsita, hizo un nudo en la bolsa y se la entregó a Fang quien la tomó al instante. El menor le indicó el precio de los dulces y pago, Edgar creyó que el mayor se iría justo después, pero no fue así. Se quedó aún en la caja apoyándose de la mesa mientras comía uno de los bombones, y veía al menor salir del otro lado para dirigirse de nuevo al estante.

—¿No habías dicho que hoy no me molestarías más..? —decía mirando al peliazul.

—Eso dije, pero nunca que me iría de la tienda —dijo acercándose de nuevo al pelinegro, extendió su mano con la bolsa de bombones hacia el otro chico, le estaba ofreciendo.

Ass or death?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora