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-¡Al carajo! ¡Claro que acepto! - gritó eufórico el soldado.

-Bien soldado John. Esta es su última oportunidad para no cagarla y de paso, dejar de ser un fracasado.

El soldado ya la había regado más de una vez solo siendo un soldado de rango menor. Como la vez que provocó la muerte de un centenar de soldados por una confusión con minas explosivas. O la vez que decapito "accidentalmente" a un compañero. Por eso muy pocas veces lo mandaban a alguna operación después de tantos errores cometidos.

-No se preocupe capitán Mitchell, no le fallare otra vez.-el soldado hizo una reverencia hacia su mayor.

-Bien ¿Y que espera para largarse?

-¡Ah! Si... ¡Hasta mañana capitán!— John salió corriendo de felicidad hasta el estacionamiento.

Esta era la última oportunidad de John. El ya no quería ser solo un simple soldado, el necesitaba que lo hacienda a cabo.

-¿Donde putas haz estado John?
-Perdón Steve, estaba hablando con el Capitán Mitchell y... ¡Adivina qué!
-¿Qué?
-¡Volveré al campo! -por toda la emoción el soldado abrazo fuerte a su amigo.
-Me alegro... Pero... ¡Quítate que no respiro carajo!
-Oh.. Perdón.. -ríe.-¡Pero no seas tan amargado! Además que yo soy tu amigo Stevy.
-Si, si, como sea. Vamonos que se nos hace tarde y tengo...-Bostezo.-Sueño...
-¡Awww! Que bonito bosteza mi bonito Stivy.-cariñoso pellizco la mejilla derecha de Steve. Para el capitán Steve era como su hermanito menor.-Si que lo eres.-sonrío.
-... Quítate John.
-¡Aww! Se puso todo rojito de la vergüenza mi Stivy.
-Agh... Que sea 6 años menor que tú no significa que me trates como un maldito niño.-empezó a quejarse.
-Ya, ya, rabioso. Vamos que Lily y mi niño me esperan.

Los dos soldados se dirigieron a la camioneta de John para empezar el viaje de regreso hacia sus residencias.

El camino hacia sus residencias fue todo un karaoke. John y Steve cantaron canciones de Luis Miguel y algunas de Pedro Infante.
Como el campo de la milicia estaba lejos de la ciudad tenían tiempo de sobra para divertirse en el camino.

-¡Llegamos!

Los dos amigos bajaron de la camioneta. John estacionó su camioneta en su garaje.

-Bien, Hasta luego John. Saluda de mi parte a Lily e a Pico.-se despidió.

Steve se dirigía a su departamento, estaba muy cerca de la casa de John. John también se despidió y busco sus llaves en su pantalón. Pero recordó algo.

-¡Espera Steve!

Steve voltio hacia atrás.

-¿Que pasa John? ¿Se me olvido algo en la camioneta?
-¡Te invito a cenar! Venga, que un plato más no es mucho y Lily siempre hace de más.-sonrío.

El soldado había recordado que hoy Steve no había comido bien estos días. El muchacho tenía mucho que hacer en la milicia y cuentas por pagar.

-¿No molestare a Lily?
-¡Claro que no! Ella también te considera como un hermanito.

Los dos se quedaron en silencio.

-¡Apúrate que la comida se nos enfría!

Steve sonrió y se dirigió a la casa de su amigo. Los dos entraron, la chica y el niño los recibieron con los brazos abiertos. Más a John.

-Espero que te guste Steve.-la pelirroja pronunció tímida.
-El estofado está delicioso Lily, mis respetos a tu sazón.-sonrío.
-¡Obvio!-John interrumpió.-Mi esposa es la mejor cocinera de todas.-el soldado agarro la cintura de su esposa. La quería demasiado, aunque sólo se habían casado por compromisos; Pero como también se conocían desde pequeños nada le impedía tratarla como una novia. Literalmente eran esposos.

(PAPÁ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora