𝗦𝗲𝗿𝗲𝗻𝗱𝗶𝗽𝗶𝗮 | 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗮𝗻 𝗔𝗹𝘃𝗮𝗿𝗲𝘇 ✔

ʚ𝟰ɞ

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎
“𝗣𝗶𝗷𝗮𝗺𝗮𝗱𝗮𝘀, 𝗰𝗮𝗺𝗶𝘀𝗲𝘁𝗮𝘀,
𝗰𝗮𝗯𝗮𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀”
Leer con fondo negro
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Catalina estaba recostada en la cama relajada y con los ojos cerrados, mientras Aurora le colocaba una mascarilla casera en el rostro con ayuda de una brocha. La pequeña también tenía la misma mascarilla, puesta hacía un minuto por su madre.

— Listo, mamita —le dijo la niña con una sonrisa.

— Gracias, mi bebé —abrió los ojos y se sentó en la cama, para poner el temporizador en su celular. Tomó el vaso de plástico y la brocha para ir a lavarlos al baño.

Esperaron a que pasarán los 20 minutos y fueron a lavarse las caras con agua tibia para quitarse las mascarillas. Y después se lavaron los dientes.

Oyó la puerta siendo golpeada, por lo que frunció el ceño.

— Mami, ¿queres que abra? —la cabeza de Rory se volteó hacia ella.

— Ya abro yo, hija. Anda a seguir viendo videos —le sonrió y ambas salieron del baño. Fue hasta la puerta y abrió, viendo a Enzo y Julián—. Hola, pasen —se hizo a un lado y ellos entraron—. ¿Qué hacen acá? ¿No deberían estar durmiendo?

— En realidad, yo vine de colado, Julián quería hablar con vos —Enzo se encogió de hombros y se acostó al lado de la menor, quien le sonrió al verlo.

Ella asintió lentamente mientras cerraba la puerta y se volteó a ver al chico—. ¿Qué pasa?

— Y-yo q-quería... —empezó a balbucear nervioso. Tomó aire y lo soltó—. Quería darte esto —le tendió dos bolsas negras con el logo de Adidas, que hasta ese momento Lina notó que las tenía.

Cata las agarró un poco confundida y miró el contenido de adentro, una sonrisa dulce y emocionada se instaló en su rostro. En ellas habían dos camisetas de Argentina en cada una, la albiceleste y la violeta, con el número 9 y el apellido Álvarez.

— Sé que vos y Rory tienen más camisetas, pero me gustaría mucho que las dos usarán la mía durante el mundial —sonrió nervioso—. No quiero que se sientan obligadas a hacerlo...

— Me encanta —lo interrumpió con una amplia sonrisa que marcaban los hoyuelos en sus cachetes—. Obvio que vamos a usar tu camiseta, va a ser un placer para nosotras —lo abrazó, transmitiendole seguridad y calidez, por lo que él le devolvió el abrazo con una sonrisa boba—. Gracias, de verdad. Las vamos a cuidar muchísimo —aseguró rompiendo el abrazo.

— No sabía cuál querrían usar así que les mandé a hacer las dos —mencionó sonriente.

— Soy fan de la albiceleste, pero la violeta me encanta. Supongo que iremos intercambiando —se encogió de hombros antes de acercarse a la cama—. Rory, mira lo que te trajo Juli.

Su hija la miró curiosa y gateo en la cama para acercarse y poder tomar la bolsa. Un chillido de emoción salió de sus labios y se lanzó sobre Julián.

— Gracias, gracias, gracias —repetía emocionada—. Me encanta muchísimo. Sos el mejor, Juli —besó sonoramente su mejilla.

— De nada, princesa. Me alegra que te guste.

Ella asintió y miró a su mamá—. ¿Mañana podemos usarlas, mamita? Te prometo que voy a portarme bien, ¿si? —alargó la I al final con una mirada suplicante.