Parte 1

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Era una tarde de primavera cuando tocaron la puerta. Viviendo en su comunidad, un pequeño pueblo alejado de la ciudad, la ausencia de timbres lo volvía más tranquilo. Saco sus manos del agua y cerro el grifo, casi todos los platos estaban lavados ya, y para su suerte no tenía obligaciones en el día luego de las compras, más que quedarse en la casa y cuidar de Venecia. Sintió una dolorosa punzada en la boca de su estómago al pensar en eso, él amaba con todo su ser a la pequeña Venecia, pero le recordaba mucho a su padre y eso era algo que le dolía. Los golpes en la puerta se repitieron y decidió ir rápidamente, salió de la cocina rumbo a la puerta y la abrió al instante. Porchay estaba de pie frente a él con su mano hecha un puño en el aire, completamente detenido.


-al fin- bajo el brazo y frunció el ceño- ¿Cuánto más me ibas a hacer esperar?

-lo siento, estaba lavando los platos- se hizo a un lado para dejarlo entrar y observo a su alrededor- ¿y Macao?

-está al lado comprando cosas para Vevs – Dijo aquel apodo que Pete tanto repetía a su pequeña y rodó los ojos con falsa molestia- si no fuera por el reclamo estaría celoso.

-¿Cómo podes celar a una beba? – sonrió viendo a su amigo, a veces le resultaba divertido lo apegado que era con su pareja.

-lo sé ¿De acuerdo? Por eso dije "estaría", ¿Es que no escuchas?


Ambos se giraron al ver a Macao entrar en la casa, llevaba una bolsa de cartón llena de dulces.


-¡Llegue y traje comida! – miro sonriente al par haciendo que su pareja negase.

- sabes que no puede comer eso ¿Verdad? –Ante la mirada perdida del pelinegro repitió -¿Lo sabes?

-¡Lo se bobo! ¿Qué crees? Es para mí, comeré algunas cosas mientras espero que regresen.


Pete lo miro dudoso, no era la mejor idea dejarlo cuidando a su bebe, pero no tenia de otra, necesitaba ropa para su trabajo. Después de meses de estar en casa al fin tenía el permiso del médico para volver a trabajar y eso le alegraba. Había pasado tanto tiempo, su cuerpo había cambiado tanto, gracias al embarazado había ganado algunos kilos que la comida saludable no había podido bajar, por eso necesitaba ropa y urgente.


-bien, nosotros nos vamos, cuida bien de Venecia ¿De acuerdo? O te las vas a ver conmigo- amenazo Porchay señalándolo con su dedo.

-vamos Amor ¿Cómo crees que dejaría que algo le ocurra a mi sobrina?- Pete lo observo asombrado y este agrego- postiza, lo sé, pero cuenta igual.

-gracias- dijo simplemente, no podía evitar emocionarse al saber que a pesar de todo tenia a sus amigos con él.

-no hay nada que agradecer tonto, ahora vamos, tenemos ropa que comprar.


Tras eso se dejó arrastrar por Porchay hacia el centro, siendo un pequeño pueblo no había más que unas cuadras hacia allí. El sitio era tranquilo, todos se conocían y Pete no podía estar más que feliz con eso.

Pasaron el rato paseando, viendo ropa en los negocios y luego fueron por algo de tomar. Eligieron un pequeño café que la madre de Macao administraba, era agradable con mesas en la entrada ocupando parte de la calle. Se dejaron caer allí y ordenaron té helado, era una tarde cálida y agradable.


-aquí esta- soltó la mujer dejando las bebidas en la mesa- las bebidas de mis dos omegas favoritos, junto con unas galletas de cortesía.

Our Venecia (Vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora