Unas heridas, un equipo

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Niniel al darse la vuelta, en su campo de visión logra divisar unas ratas del tamaño de un gato, con unas dagas en sus patas delanteras mientras se paran en sus traseras, estas dagas parecían ser espadas cortas para ellas. Rápidamente Niniel cambia a una postura de batalla, su ballesta en alto apuntando a diferentes objetivos por si alguno se lanzaba sobre ella, pero mientras más miraba a su alrededor divisaba más y más ratas en el lugar, desde los techos, calles, esquinas, dentro de las casas, detrás de murallas de alguna casa derrumbada, nuestra protagonista empezaba a tener miedo.

- "¿Esto es el miedo de la batalla?" pensaba Niniel mientras veía con más detenimiento los rostros de las criaturas.

Rápidamente una rata se abalanza sobre ella, Niniel, por la simple sorpresa, mueve su ballesta para presionar un poco el gatillo, haciendo que saliera la flecha en busca del rostro de la rata, y así fue que una por una fue lanzándose sobre Niniel. Ella hacía lo que podía, le saltaban desde los techos en busca de cortarle con las navajas, muchas le hacían heridas profundas, provocando que empezada a sangrar, pero la semi-elfa no se rindió, siguió luchando, tirando flechas a cada una que veía, pero al ver tal cantidad, sacó tapidamente la daga.

Rata tras rata caían muertas al acercarce a Niniel, hasta que empezaron a ir a su cuello, ya no con sus armas sino con sus dentaduras, los afilados colmillos se reflejaban en los ojos de Niniel, veía cerca su muerte.

- "No tenia que haber venido sola" pensaba con desespero "tengo que utilizarlo, no me queda de otra"

Y así fue que empezó a sacar la lira como podía, y con un simple acorde, el ambiente se lleno de polvo seguido de un silencio.

El sol empezaba a adentrarse a las calles de los barrios bajos, el polvo iba cayendo de a poco, desvelando las casas arruinadas por algún incendio, pero ya no estaban tan grises, ahora las adornaban unas pinturas rojas, y al parecer alguna que otra parte de ratas. Se podía ver brazos, patas, o inclusos cabezas esparcidos mientras la nube de polo, acompañando a Niniel, parada, casi desmayada, con su lira entre sus manos, con heridas importantes en sus piernas y brazos. Estudia los alrededores, pero empieza a ver mas ratas a lo lejos, por lo que opta por marcharse hacia el gremio en busca de ayuda.

- "Esto no podré hacerlo sola, los pude matar muy fácil con mi lira, pero.. son demasiadas." Dice mientras intenta correr hacia el gremio nuevamente.

La gente ve como otro aventurero falla en la limpieza de aquellos barrios bajos, al parecer, el lugar quedará maldito, ni un solo aventurero pudo lograrlo, si no morían, volvían destrozados, pero Niniel tenia un plan, pero necesitaba de mas gente para lograr limpiar la peste de aquellas calles.

Al llegar al gremio logra ver otras personas reunidas, esperando para hablar con Elf, parecían inquietos, y molestos, y bastantes heridos, un Tifling, una especie de demonio, hay muchas variantes de ellos, pero este, era simplemente un humanoide, con una piel rojiza y cuernos que adornaban su cabeza, luego tenían un humano, parecía ser alguna especie de pícaro, una clase de ladrones expertos, ¿cómo lo sé? Por sus vestimentas oscuras, capucha y no parecía tener alguna arma grande, los pícaros son conocidos por llevar dagas para apuñalar por la espalda y correr. Luego se podía ver otro humano, un poco mas grande en altura que el resto, un monje, pero no como muchos conocen, siendo pacificos, sino un luchador, con los puños envueltos en telares para aguantar mas en sus peleas.

Elf mira hacia la entrada, y dice al ver a Niniel muy mal herida mientras ella simplemente sonríe.

- NINIEL!!!

Los tres aventureros dan la vuelta para ver a quien se dirigió Elf.

Las tierras de Morph: La Manos de ThanatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora