Primera aventura

4 2 0
                                    


Que rico es este té de hierbas silvestres.... Ahh si... ¿Cómo están mis oyentes? ¿Continuamos en donde nos quedamos?

Elf, toda agitada y preocupada va con pasos apresurados hacia Niniel, haciendo malabares con las carpetas que llevaba por el trabajo.

· Niniel!!! Querida! ¿Qué tal estas? Parece que peleaste con varias ratas. Decía él mientras dejaba el papeleo a un costado y le observa las heridas producidas por la batalla anterior contada.

· ¿Así que ella también lucho contra esas criaturas asquerosas? Decía el pícaro

· Esas ratas no las vi ni en los peores lugares de mis tierras. Agregaba como comentario el monje.

· Yo quería criarlas pero no me dejo el monje. Comentaba el tifling algo desilusionado.

¿Pero no importa lo que digan estos personajes? ¿O sí? Ustedes quieren saber que paso con Niniel y esas ratas, si estas son las personas que le ayudarían para esa travesía. Pero todo a su tiempo oyentes.

Elf alza la mirada hacia los tres nuevos aventureros que aparecieron en esta historia, al terminar de curar las heridas de Niniel les comenta que ellos podrían intentar algo contra las ratas, juntos, ya que el monje y el tifling, el demonio, intentaron algo juntos pero no lo lograron por la cantidad. El monje le gusta la idea, pero mira al grupo que se iba a formar, y con una voz grave, algunos dirán que su voz era de todo un dios guerrero, otros que le faltaba una cerveza en una de las manos.

· Bueno, si queremos ganarnos la confianza de la líder de este gremio tendremos que pensar en otras estrategias, por ahora un grupo no nos vendría mal, ¿alguna objeción sobre esta decisión?

Niniel, junto a los otros dos que le acompañaban, negaron con la cabeza.

· Pues... entonces... vayamos e intentemos otra vez esto, esas ratas no pueden ser tan difíciles de vencer, son... eso... simplemente ratas. Dice el monje con un tono de, sarcasmo se podría decir... si... sarcasmo.

Fue así que simplemente se encaminaron hacia los barrios bajos para luchar nuevamente con las ratas-gato.

Al llegar las calles eran tranquilas, no había ningún ruido, tampoco se podría ver alguna rata a la vista, intentaban percibirlas, entrecerrando los ojos para buscar mejor, el tifling incluso, colocaba sus manos en sus ojos para simular tener telescopios y buscar "mejor". Pero no iba a durar mucha la tranquilidad, al girar una esquina vieron a lo lejos una cantidad de ratas importante, ellos eran simplemente cuatro criaturas locas, pero las ratas, eran ya como unas quince en ese lugar. Quedaron inmóviles para no realizar ningún ruido, las ratas parecían estar reunidas, esta vez tenían espadas cortas, ya no eran dagas, y su tamaño ya era más grande. El grupo empezó a retroceder lentamente para volver a girar en la esquina, y uno por uno fueron apoyándose contra la pared, Niniel rápidamente se tapó la boca con ambas manos para no soltar ningún ruido incluso con su propia respiración.

· Estas ratas no son las mismas, están más grandes. Decía el monje en una voz más baja, pero su asombro se notaría igual.

· Les dije que teníamos que hacer alianza y pedir que se fueran.

· No digas tonterías tifling, eso es ridículo, un poco más y nos meten hasta en horno para hacernos jabones. Dice el pícaro con un tono burlesco.

Si, este pícaro era un asco por sus comentarios... ¿por dónde iba? Ahhh.

Niniel sujetaba su arpa con ambas manos ahora sobre su pecho mientras miraba el cielo negro por la noche unos segundos.

· Tenemos que luchar, nos encomendaron esta misión porque otros no pudieron, y si no podemos tampoco, también se lo darán a otro y seguirán fallando, debemos parar esto nosotros si podemos. Dice Niniel.

· Eso es cierto, debemos parar todo esto ahora mismo, al parecer estas ratas crecen y al parecer incluso son más listas. Se asoma el monje para ver nuevamente a las ratas. Al parecer están reunidas ideando algún plan, es ridículo porque antes, cuando luche con el tifling, solo pegaban sin más y muy desorganizadas, solo ganaron por cantidad, pero ahora no solo la cantidad les favorece, sino que al idear planes, son más peligrosas.

Niniel al escuchar al monje, empezó a pensar en algo, porque Elf le había dicho que algo había sucedido en estas tierras, al parecer algún bruno o mago intento algo en estos lados del reino y provocó el accidente.

· Elf dijo que algo produjo esto, ¿y si encontramos el foco de todo esto? Puede ser que acabemos con estas ratas, porque si dicen que las matan y vuelven a aparecer pero en más cantidad o más fuertes... alguna fuente existirá, ¿No?

El grupo se miró un rato, para ver a sus alrededores mientras el monje y el tifling miraban a lo lejos a las ratas reunidas.

· Si, ¿pero dónde está la fuente niña lista? Dice el pícaro.

· Si fue producido por alguien, alguna de las casas debe ser el foco del accidente. Dice Niniel mientras mira a sus alrededores en busca de alguna fuente que emane un poco de magia. Algo podré ver pero al intentar buscar entre mucho polvo se me complica, deberíamos movernos y buscar en cada casa, en cada puerta, y eso puede ponernos en peligro, si abrimos una puerta y hay ratas, nos puede perjudicar mucho.

· No te preocupes, te intentaremos proteger mientras encuentras tú la fuente. Dice el monje mientras apoya una de sus grandes manos en uno de sus hombros.

Así fue que Niniel y el nuevo grupo que encontró para esta aventura empiezan a buscar lentamente por las casas, intentando entrar a las casas vacías, una por una solo encontraban absolutamente nada, ni para robar, ¿cómo lo sé? Pregúntale al pícaro que revolvía cada cofre, piedra, o sabana que encontraba al entrar en cada casa, y si, su grupo le miraba mal cada vez que abría un cofre... pero su respuesta siempre era:

· ¿Qué? Soy un pícaro, ¿que esperaban?

Después de horas buscando, la noche pasaba, ya el amanecer estaba reflejándose en los cristales rotos de las estructuras que se alzaban a las laderas de los aventureros, pasaron toda la noche buscando en las casas, cada puerta fue examinada, cada rincón, cada papel en los suelos buscando alguna pista de lo que ocasionó aquel accidente en aquellos barrios bajos. Hasta que el monje de un suspiro y una mano pasando por su rostro comenta.

· ¿Y si donde está la concentración de ratas está la fuente? No quería explorar esas partes porque pensé que se movían, pero al ver todo el terreno que exploramos en busca de alguna fuente, es el único lugar que nos falta buscar.

El grupo suspiraría para simplemente decir un si conjunto de decepción.

· No nos queda de otra monje... pero ya es tarde... deberíamos de descansar para seguir, dice Niniel con una pesadez en los ojos.

Y así es como nuestros aventureros se marchan en busca de algún lugar para descansar. Les pregunta a los lugareños donde poder quedarse, pero muchos les decían que busquen, que algún lado habrá, pero en esos establecimientos no habían ya cupo. Así pasaron horas caminando, hasta que un elfo, algo afeminado, alto, con un libro entre sus manos, les mira con una sonrisa, y abre la boca delicadamente para decirles...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 15, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las tierras de Morph: La Manos de ThanatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora