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Sábado por la mañana, la azabache se dirigía a pasar el día con sus amigos. Quizá estarían dentro de las oficinas pero siempre se divertían.

Al ser fin de semana para ella, no tenía demasiada prisa, por lo que no hizo falta tomar un colectivo o un taxi; simplemente caminaba con calma hacia la agencia.

Al llegar a su destino, decidió tomar el ascensor para subir a las oficinas en el cuarto piso.

Una vez en el piso, bajó del ascensor y se dirigió a la puerta de la agencia para tocar y, posteriormente, pasar.

—Hola. —Sonrió con dulzura mientras cerraba la puerta.

—¡_______________-chan! —Dazai corrió a abrazarla.

—¿Se encuentra mejor, ______________-san? —habló Naomi—. Dazai-san nos comentó que ha estado sintiéndose mal los últimos días.

—Estoy mejor, Naomi, te agradezco la preocupación —dijo sonriendo y acariciando la cabeza del castaño, quien se aferraba y colgaba agarrado de la cintura de la azabache.

—¡Oye, Dazai, ya suéltala! —Kunikida se acercó y lo golpeó con su libro.

—¡Ugh! —La soltó y cayó al suelo.

La azabache hizo un gesto de dolor y rió levemente.

—No hacía falta, Kunikida, no me molesta, ¿sabes? —Sonrió.

—Dazai no tiene respeto por las mujeres —dijo acomodándose su chaleco—. Deberías enseñarle a respetar y hacerte respetar.

Ella rió.

—Calma, Kunikida, puede que no lo aparente pero Dazai respeta a las mujeres más que nadie; además, lo conozco desde siempre, no me molesta que salte a abrazarme así. —Sonrió—. No me molestan las muestras de afecto, al contrario.

—Eres demasiado buena o demasiado ingenua. —Se acomodó sus lentes.

—¿Tú cuál crees que va más conmigo? —Lo miró mientras se sentaba al lado de su escritorio.

—Ambas. —Volvió a trabajar en su escritorio mientras la azabache a su lado reía.

—Probablemente. —Miró detrás de ella y observó al joven peliblanco—. Buen día, Atsushi.

—Huh, buen día, ________________-san. —Sonrió levemente.

—¿Cómo vas con el trabajo? No te están explotando, ¿verdad?

—No, no, para nada. —Negó rápidamente con un movimiento de manos—. Creo que voy bien, aunque aún así no considero estar hecho para esto.

—Conque es así... —Apoyó su mano en su barbilla—. ¿Por qué crees eso?

—Bueno, no es como si quisiera tener estos poderes —dijo mirando sus manos— y tampoco es como si pudiera controlarlos. —La volvió a mirar.

—Pues, yo no tengo habilidades como ustedes, así que no imagino lo difícil que debe ser. —Se puso de pie y se sentó en el escritorio de Atsushi, a un costado de él—. Pero estoy segura de que puedes aprender a manejarlos y usarlos para lo que creas correcto. —Le sonrió, a lo que él la miró sorprendido—. Eres un buen chico, Atsushi, y estoy segura de que todos aquí están dispuestos a ayudarte y cuidarte. Y, aunque no trabaje aquí, también puedes contar conmigo.

El menor la miró con sorpresa y, luego de procesar todo lo que había escuchado, sonrió.

—Muchas gracias, _______________-san.

Ella asintió con una suave sonrisa.

—Siempre tan linda, ________________-chan —habló Dazai en su escritorio, sosteniendo con sus manos su cabeza y mirándola con admiración y dulzura.

Simplemente yo -Bungo Stray Dogs-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora