Ella estaba segura de que su amor platónico de toda la vida nunca se fijaría en ella como más que una hermana.
Él estaba seguro de que sólo la veía una como una hermana y que nunca en su vida podría fijarse en ella como algo más.
El Apocalipsis zo...
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“Uncomfortable moments”
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Grace estaba sumamente complacida con el gran baño de agua caliente que se había dado.
Era algo que había extrañado por tanto tiempo, aunque no tardó mucho por las advertencias del hombre, sí se tomó su tiempo al punto de que Seth intentara sacarla de ahí.
—¡Te van a salir arrugas, vieja! .—gritó Seth al ver que su hermana no salía—¡al chino no le va a gustar nada! .—segundos después escuchó como el agua había cesado
Gleen entró en ese mismo momento y al no tocar observó a Seth sentando en el sofá del lugar y a Grace saliendo de una de las duchas con una toalla un poco corta alrededor del cuerpo. Su cabello era largo y estaba por la mitad de la espalda, era lacio y suave, pequeñas gotas caían de el.
Glenn tragó duro al verla, no sabía que hacer, solo estaba parado en shock sin saber bien que hacer o decir. Seth quien había estado leyendo una revista alzó la vista encontrando a Glenn con la boca abierta y casi babeando, sonrió divertido y entonces suspiró para después levantarse de su asiento.
—¡Gracias a dios que saliste de ahí! .—exclamó Seth mientras alzaba sus manos y observaba al techo simulando agradecer a dios—Glenn, ¿puedes revisar que no parezca una pasa? yo tengo que ducharme .— y sin decir más salió de ahí tomando una toalla limpia y dirigiéndose al baño ahora libre
Ninguno pudo decir nada, solo se quedaban algo incómodos en su lugar. Glenn no podía dejar de observarla y al darse cuenta de su reacción apartó la mirada sintiéndose idiota y reprochándose.
No eres un idiota de secundaria, Glenn, ¡controla tus hormonas!. Pensó el chico mientras que desviaba la mirada.
—Yo... creo que debo cambiarme .—soltó Grace bastante incómoda, Glenn asintió. Al ver que el asiático no se movía entonces tosió para disimular que quería que se largara
—¡Oh, cierto! perdón .—dijo, al salir se golpeó con la puerta logrando la risa de la pelinegra y entonces disculpándose de nuevo salió por completo
