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Jungkook levanto la vista cuando la puerta se abrió. Su cena había llegado por fin. Había ya enviado tres notas a Soobin y él estaba empezando a pensar que tendría que tomar al próximo siervo vagando por el pasillo en vez de esperar a un donante de sangre adecuado.

Toda su frustración y enojo se drenaron del Rey Jungkook, cuando un diocesillo de cabellos dorados entró por la puerta.

—Te tomó bastante tiempo —Rugió. El recién llegado se sobresaltó.

—Lo-lo siento señor. Me refiero a su alteza —Su voz, suave como el terciopelo. —Acabo de llegar hace unos minutos.

El Rey caminó por la habitación y se encontró mirando a un par de los ojos azules más brillantes que no había visto nunca.

—¿Tienes lentes dentro de tus ojos?

Rayas de color rosa pálido aparecieron en las mejillas de la belleza.

—No, son naturales. Pero me lo dicen mucho.

Fascinante.

—Párate derecho —Ordeno Jungkook. La belleza tímida parpadeó un par de veces antes de enderezar su estatura. Apenas llegaba hasta el hombro del Rey. —No eres más que una pequeña cosa ¿no? —preguntó, divertido.

Un destello de ira apareció en esos hermosos ojos.

—Soy lo suficientemente grande.

Jungkook resopló: —Apuesto a que lo eres.

El color se profundizó en las mejillas esculpidas del donante que le hizo soñar ver de cuántas maneras podía hacer al inocente ruborizarse. Pero primero unas pocas cosas tenían que ser resueltas.

—¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno.

—¿Tu nombre?

—Jimin.

—¿Abreviatura de Jimminiet ?

—No.

Jungkook no podía dejar de sonreír.

—No somos de muchas palabras, mi dulce. ¿Dónde están tus padres?

—Muertos.

La falta de esperanza en las palabras de Jimin dijo más que cualquier otra cosa, el joven todavía sentía profundamente sus muertes.

—¿Hace poco?

Un parpadeo rápido de los ojos escondieron un destello de humedad.

—Dos semanas.

Jungkook no sabía quién estaba más sorprendido cuando él envolvió al niño en sus brazos.

—Vas a estar bien —Se encontró diciendo mientras rodeaba al niño con su aroma. Jungkook envió olas de calma, algo que usaba sólo en sus presas. La tristeza no pertenecía al corazón de esta criatura apacible. Ausente, Jungkook rebusco en los recuerdos de Jimin empezando por su hermosa infancia. Estaban llenos de alegría y risas y terminó con la muerte de sus padres y el comienzo de sus miserias actuales. En sus visiones, vio a un hombre identificado como un tío agarrando a Jimin. Jungkook lo sujetó más fuerte.

Un ruido de Jimin y aflojó su toque.

—Lo siento, mi amor.

Distraídamente frotó su mejilla en la parte superior de la cabeza de Jimin; difundiendo su aroma como un gato marcando su territorio.

El esposo del rey vampiro | KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora