INTRODUCCIÓN: HARUTO

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Watanabe Haruto nació en Fukuoka, Japón; siendo el primogénito de una familia de cuatro. A lo largo de su vida, fue atrevido y desobediente. Aunque su familia no era realmente pobre, nunca pudieron permitirse ciertos lujos como una camioneta de última generación, los teléfonos más recientes del mercado o una televisión de pantalla grande, por lo que Haruto nunca tuvo muchas cosas materiales.

De pequeño, no destacaba en los estudios, pero sus padres nunca fueron exigentes; solo querían que él fuera feliz. Durante su infancia, Haruto hacía amigos con facilidad y siempre inventaba nuevos juegos durante el recreo. Era un niño radiante e intrépido, y le entusiasmaba ir a la escuela y jugar con sus compañeros.

Sus padres le permitieron disfrutar plenamente de su niñez hasta que terminó la primaria. Sin embargo, con la llegada de un nuevo miembro a la familia, la situación económica se complicó. Para recortar gastos, decidieron mudarse a una ciudad más barata en el norte de Japón. Cuando le dieron la noticia, Haruto lloró mucho, ya que no quería dejar atrás la vida que tenía ni a sus amigos, pero no tenía otra opción.

Tras la mudanza, la actitud y personalidad de Haruto comenzaron a cambiar. A la corta edad de doce años, se volvió amargado y apático. Dormía durante las clases y, al llegar a casa, continuaba en la misma actitud. Ya no tenía muchos amigos, ya que nadie se le acercaba debido a su mal humor y su mala reputación con los profesores. Solo hablaba con un chico de su clase llamado Asahi, porque sus madres eran amigas y vivían relativamente cerca, lo que hacía que compartieran el camino a casa.

A los catorce años, Asahi solía visitar a Haruto con frecuencia, acompañado por su madre, para pasar las tardes juntos. En clase, Asahi era callado y reservado, pero cuando los visitaba, se volvía conversador y hasta divertido. Le encantaba jugar con Airi, la hermana pequeña de Haruto, y siempre lograba sacarle una sonrisa con sus muecas y bailes extraños.

La mamá de Haruto le gustaba que pase el tiempo con Asahi porque conoce a su familia y por consiguiente a él. Sabía que era un chico tranquilo y estudioso por lo que esperaba que a Haruto se peguen sus buenas actitudes pero por desgracia nunca fue así.

Su madre estaba cansada de tener que ir cada tres semanas a hablar con algún profesor o con el consejero escolar sobre la mala conducta de Haruto, sus bajas calificaciones y la poca atención que le ponía a los estudios. Siempre era lo mismo.

-Señora, disculpe que la haya citado nuevamente pero la actitud de Haruto sigue siendo totalmente incorrecta -habló el profesor sentado tras el escritorio, quitándose los lentes y colocándolos encima de una pila de papeles.

-No hay problema profesor, yo debería pedirle disculpas por la conducta de mi hijo -la señora juntó ambas manos, las posó sobre su regazo y se inclinó ligeramente. -Créame cuando le digo que no sé qué más hacer para que deje de comportarse de esa manera y preste atención a la clase.

-Sus notas cada vez bajan más y si sigue así me temo que no podrá pasar de año -puso sus codos sobre el escritorio y empezó a mover las manos, explicando. -Muchas veces trato de ayudarlo, cuando duerme en clase le pido que preste atención pero incluso cuando veo que mira al pizarrón... le pregunto sobre algo que expliqué hace dos minutos solo me responde con un "no lo sé" -cambió su expresión a una apática y encogió los hombros copiando la acción que hacía Haruto.

-Profesor Nakamura-la madre empezó a sollozar. -No quiero enviarlo a un reformatorio, él no es un mal chico. Probablemente regrese con peores actitudes al juntarse con adolescentes más rebeldes que él.

Guardaespaldas [HARUKYU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora