Kim Junkyu viene de un pasado sencillo pero hasta cierto punto interesante, en realidad, de niño no le faltó nada. Si deseaba algo sus padres siempre se lo daban.
Al ser el menor siempre fue muy consentido y aunque pudo volverse alguien rebelde debido a su acomodado estilo de vida y la poca presencia de sus padres debido al trabajo... Fue todo lo contrario; era el niño que las amigas de su madre adoraban. La hacían prometer que cuando crecieran, su 'angelito' como le decían, saldría con sus hijas y a él ciertamente le gustaba ser el niño bien portado que todos amaban.Junkyu disfrutaba de los momentos que podía tener a su familia reunida ya que la mayor parte del tiempo la pasaba en casa solo o con su hermano mayor y sus dos mejores amigos debido a que su madre trabajaba en el estudio de filmación todo el día y su padre al ser presentador de noticias en una de las cadenas televisivas más importantes de Corea, no tenía mucho tiempo para pasar con sus hijos o esposa.
El señor y la señora Kim les agradecían constantemente a sus amigos de Junkyu el permanecer al lado de su hijo ya que sabían que le era difícil hacer amigos.
La realidad era que Junkyu se llevaba bien con todos los de su clase pero extrañamente casi nunca lo incluían; hasta que llegó de intercambio a su escuela un niño de Japón.
El pequeño Mashiho tenía una sonrisa que alegraba el día a cualquiera, era amable y considerado en especial con Junkyu al ser él quién le ofreció ayuda incondicional en su primer día, por lo que naturalmente se hicieron cercanos. Se sentían seguros de compartir sus dificultades y deseos el uno con el otro. El japonés siempre escuchaba con atención los temas aleatorios de los que hablaba Junkyu, se le hacía interesante su forma de ser y pensar por lo que se preguntaba por qué no tenía otros amigos además de Park Jeongwoo.
De diez años y dos grados menor que él, Park Jeongwoo era un niño juguetón, lleno de energía y ruidoso. Conoció a Junkyu en la cafetería de la escuela, cuando en el almuerzo este llevaba su bandeja a la mesa y, por un trozo de fruta en el suelo, resbaló cayendo junto con su comida. Al ver que nadie lo ayudaba, empezó a llorar hasta que vio que alguien recogía su bandeja y le tendía la mano para que se levantara.
Desde ese día, empezaron a comer juntos diariamente y solían juntarse en los recesos para jugar o conversar sobre sus clases.Lamentablemente, Mashiho regresó a Japón al iniciar la secundaria y Jeongwoo se cambió a una escuela pública. Sin embargo, solía ir a casa de Junkyu a visitarlo seguido para no perder la cercanía.
En su vida escolar, Junkyu pertenecía siempre al tercio superior de la clase, y aunque no era el mejor estudiante, mantenía buenas calificaciones. Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus compañeros cuando lo necesitaban.
Acoso escolar sufren todos en algún momento, y en secundaria Junkyu no fue la excepción. Cuando cursaba el segundo año, llegó un chico nuevo que se sentó un par de asientos atrás de él. Junkyu no era el presidente de la clase, pero ciertamente estaba dispuesto a ayudar, y más aún a un recién llegado.
Se acercó al chico mientras dormía y, al despertarlo, le dijo su nombre, seguido de un "Si necesitas ayuda, no dudes en pedírmela, te apoyaré". Con una sonrisa, estiró su mano para estrecharla.
El chico lo examinó de arriba abajo y, sin decir nada, volvió a cerrar los ojos, dejándolo con el brazo extendido. Junkyu lo miró confundido, pensando que quizá el otro no había entendido lo que dijo.
—Disculpa... —volvió a tocarle el hombro suavemente
—No te me acerces, maricón. No necesito tu ayuda —dijo el chico con los ojos aún cerrados.
Junkyu dio un pequeño brinco de sorpresa, alejando su mano ante la rudeza de las palabras y el tono de voz.
—Lo siento, te dejaré dormir —dijo cabizbajo, dándose la vuelta para regresar a su asiento.
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Guardaespaldas [HARUKYU]
أدب الهواةJunkyu necesita un guardaespaldas luego de recibir amenazas que pasaron a ser atentados contra su integridad física (...) -No tengas miedo, mientras yo esté aquí estarás a salvo. Voy a protegerte, Junkyu.