🦋𝙇𝘼𝙎 𝘼𝙇𝘼𝙎 𝘿𝙀 𝙋𝘼𝙍𝙆 𝙅𝙄𝙈𝙄𝙉🦋 || Yoonmin ||࿐ᴹᴿ

🦋 Capítulo: 3

~En este mundo, no existe la recompensa sin un castigo~

🦋나의 천사🦋

—¿Ya te vas? –dijo el señor Min a Joonjae mientras bajaba las escaleras–

—Oh, buenos días señor Min, si así es, debo irme ya, en 2 horas saldrá el vuelo –Joonjae sonrió con un poco de tristeza–

—Está bien, vete –dijo en un tono serio–

—También te deseo buena suerte señor Min –Joonjae no esperaba más del señor Min pero aún así le dolía. Tomó sus maletas y salió de la mansión–

—¡Leyla! –llamó el señor Min–

—Si señor dígame –llegó casi corriendo–

—Prepárate, estaremos contratando a otro mayordomo, mientras que Joonjae no esté –la asistente asintió y se dio cuenta que el señor Min tomó un abrigo largo para ponérselo sin ayuda de nadie–

—¿Cómo supo que estaba ahí? –se cuestionó a sí misma, pero el señor Min la escuchó–

—Ah y por si aún no lo sabes o no te has dado cuenta –giró a dónde estaba ella– ya puedo ver igual que antes

—¡No puede ser! –la mujer se sorprendió aún cuando Joonjae se lo había dicho antes pero no lo creía y tímidamente alizó con la mano su cabello despeinado– M-me alegro por usted, señor Min

—Acaso siempre andabas con ese mal aspecto por mi mansión –dijo el señor Min molesto, haciendo que la asistente se avergonzara–

—Mejor le informo a todos que regresó el demonio –dijo una molesta pelirroja para retirarse–

Después que la asistente dejó al señor Min solo, este observó cada parte de su mansión, recordando cuando era pequeño y estaba con sus padres. Todo era igual, sin cambios. Pasó frente a una habitación que el mismo había impedido que alguien entrara. Ya que él mismo dejó de hacerlo, desde que perdió su visión. Ahí guardaba algo muy preciado para él, ahora podía volverlo a ver, pero su temor se lo impedía y pasó de largo

—Señor Min, ya están aquí todos los que sugirió Joonjae para hacer la entrevista –regresó disiendo Leyla–

—Esta bien, empecemos....

🦋나의 천사🦋

Narra Jimin

Me detuve frente a esa gran mansión y revisé la hojita una ves más para percatarme que fuera esa realmente

Al darme cuanta que si lo era, suspiré cansando hasta que vi un hombre salir de ahí con mala cara

—Estás aquí para la entrevista ¿verdad? –me dijo él cuando llegó a mí–

—Si...creo que sí –dije un poco confundido–

—No respires fuerte...

—¿Qué? –no entendía lo que quiso decir–

—Me acaban de despedir por respirar muy fuerte... –dijo triste y se retiró, dejándome más confundido–