3. Avanzar

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Una semana había pasado desde la boda de Naruto y Hinata, en la aldea todos seguían hablando de aquel día y de lo perfecto que fue todo. Sakura había empezado a considerar la idea de conocer a alguien más, no solo con intención romántica sino también para poder expandir más su círculo social.

La joven se encontraba en su oficina e iba de camino a almorzar a un restaurante cerca del hospital, así que se quitó la bata y salió de su oficina rumbo a la salida. Cuando ya estuvo a punto de salir por la puerta principal, un joven enfermero de cabello negro y ojos azules la alcanzó.

- Doctora!! Va a almorzar?

- Eh? Si ya iba de camino al restaurante que está a la vuelta.

- ¿Le molesta si la acompaño?- dijo el chico un poco nervioso

Sakura lo pensó por un momento, sabía que aquel chico de nombre Hiroshi era uno de los que Ino muchas veces le dijo que gustaba de ella, así que con una leve sonrisa le respondió.

- Si claro, no tengo ningún problema

- Muy bien, permítame doctora- dijo el joven para abrir la puerta y darle paso a Sakura

- Puedes decirme Sakura, no es necesario que seas tan formal- dijo la chica

- Jejeje es la costumbre

Ambos salieron por la puerta principal y caminaron juntos mientras charlaban principalmente de cosas del hospital. Al llegar al restaurante ambos se sentaron en la misma mesa ante la mirada sorprendida de varios aldeanos, pues era bien sabido todo el drama romántico que tenía Sakura con el último Uchiha y verla de la nada acompañada de alguien que no fuera Ino por primera vez en mucho tiempo fue sorprendente.

- Está bastante lleno... Espero que no se demoren mucho- dijo el chico

- Si la verdad es

- Sakura-san... ¿Disfruta mucho venir aquí ha almorzar?

- Un poco, ya sabes que por el trabajo a veces tenemos que comer muy rápido y volver.

- Si, hay veces que es casi imposible poder almorzar... Pero si le gustaría, conozco un bonito restaurante que está un poco lejos de aquí... Quizás podamos ir cuando tengamos el día libre.

- Si claro me gustaría mucho.

Los dos siguieron conversando tranquilamente en el restaurante, al salir de este ambos regresaron al hospital conversando un poco más animados. Durante aquel corto trayecto algunos aldeanos veían sorprendidos aquella escena, era la primera vez que veían a Sakura charlando de esa manera con un hombre y al presenciar aquello algunos murmullos no se hicieron esperar.

"Ya era hora"

"Que bueno que al fin lo está superando"

"Ya era hora, se iba a quedar solterona"

"No puedo creerlo, parece falso"

Sakura podía escuchar como algunos de aquellos comentarios llegaban a sus oídos, ya estaba cansada de eso, pareciera que la aldea tuviera más chismosos que shinobis.

La tarde transcurrió con naturalidad siendo un día rutinario más para la joven. Ya cerca de las 6 de la tarde cuando su turno terminaba, el mismo chico que la había acompañado a almorzar en la tarde la estaba esperando a la salida de su consultorio. Ambos se dirigieron juntos a sus respectivas casas, durante el trayecto, charlaban y reían de algunas cosas y se despidieron cuando ya sus direcciones tomaban diferente ruta.

-...-

Una semana pasó con "normalidad" pues los murmullos de los chismes de los aldeanos ya se podrían decir que era lo normal; desde hace 3 días los comentarios de que Sakura ya estaba empezando a salir con un chico y de como por fin se había olvidado del Uchiha empezaban a ser mas comentados que lo normal, al principio Sakura no le daba importancia a aquello, ya estaba acostumbrada por así decirlo, pero los últimos días habían sido un verdadero fastidio. Cualquier aldeana anciana o mujeres de la edad de su madre se acercaban a ella para poder obtener algo de información fresca.
Sakura se encontraba en su oficina, estaba alistándose para poder empezar su jornada laboral, había llegado 20 minutos antes del inicio de la misma. La joven se encontraba sentada en su silla tomando una taza de café que la ayudaba a quitarse los últimos rastros de sueño que tenía. A la distancia escucho como unos pasos fuertes y veloces se acercaban, por un momento pensó que era alguna enfermera corriendo con medicamentos o algo por el estilo, pero el estruendo de la puerta hizo que se asustara por un segundo al ver quien era.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora