Capitulo-1

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*****Leyla*****
Como cada mañana escucho el despertador que tengo encima de la caja al lado de la cama donde duermo en compañía de mi hermana pequeña. Estoy tan cansada como de costumbre pero debo salir de la cama y trabajar para poder darle de comer, en realidad no puedo quejarme, pude darle de cenar anoche y esa es mi mayor satisfacción.

Cuando la veo dormir, tan tranquila, se me olvidan todos mis problemas, ella es mi fortaleza y mi todo, verla con su piel blanca, con el cabello tan rubio que parece rayos de sol y entonces recuerdo sus ojos azules tan tiernos y sinceros que me miran con cariño y es como si no existiera nada más en el mundo que ella, es la razón por la que no me rindo.

Al escuchar el ruido que proviene de la cocina salgo de mis pensamientos—ya debe haber llegado— es lo primero que viene a mi mente, es mi madre o sea la señora que nos dio la vida. Anoche como casi siempre no se quedó en casa, ya que ella se dedica a vender su cuerpo para comprarse alcohol y todas las porquerías que a ella le gusta, pero no gasta ni un centavo para pagar los gastos de la casa.

Voy hacia la cocina lo más rápido posible para que no haga más ruido y despierte a Sophia, la veo tambalear y caer al suelo de la embriaguez. La ayudo a levantarse y tratar que se siente en la silla pero es muy difícil, ella pesa más que yo.

— Teresa, vamos ayúdame, no puedo contigo— le pido lo más bajo posible.

—Mmm— es todo lo que obtengo de ella antes que tropiece con sus propios pies y vuelva a caer al frío suelo, rompiendo así, un vaso que estaba encima de la mesa.
Decido dejarla ahí cuando escucho a Sophia llorar, se debe haber asustado con el ruido que hizo mi madre al caer y romper el último vaso de cristal que quedaba en la casa.

— Sophia, ya tranquila, no es nada, solo se me cayó un vaso— le digo para que esté más tranquila porque si le digo que fue Teresa, se asusta aún más. Mi niña no puede verla sin ponerse nerviosa porque le da miedo que le pegue, pero no la culpo, el monstruo de mi madre me lo ha hecho a mí desde que tengo memoria, nunca le ha puesto un dedo encima a ella porque no se lo he permitido, solo por encima de mi cadáver lo haría. Miro el reloj y ya estoy retrasada para el trabajo.

Lavo a Sophia y la visto para hacer mis necesidades y vestirme a la velocidad de la luz, pues si llego tarde de nuevo mi jefe me despide sin pensarlo dos veces, ni que mi puesto de lava platos lo quisiera todo el mundo, pero él es así, ni modo.
Salgo de la casa prácticamente corriendo ya que hoy es uno de esos tantos días que no tengo ni para pagar el bus.

Paso por casa de la señora que cuida a Sophia y me dice que hoy no puede quedarse con ella porque no se siente bien de salud, eso es un gran problema para mí, porque no tengo quien se quede con mi niña y lo único que puedo hacer es llevarla conmigo, pero mi jefe no la puede ver allí, ya que no es la primera vez que pasa y la última vez me advirtió que no podía volver a suceder si no quería perder mi empleo.

Llego agotada de caminar más de un kilómetro en menos de 20 minutos con una niña de 4 años en brazos, ya que ella se cansó cuando no habíamos caminado ni la mitad del camino.

Lo primero que percibo al pararme en la puerta, es el olor a café recién hecho característico de cualquier cafetería, cuando mi única y mejor amiga Saly me ve y con Sophia en brazos corre hasta donde estoy para ayudarme con la pequeña.

— Leyla estás loca, si el señor Rodríguez ve a Sophia te va a despedir—susurra y la cara de preocupación es evidente.

—Saly créeme que lo sé, pero era traerla conmigo o dejarla en casa con mi madre, además llegó esta mañana desprendiendo alcohol hasta por los poros, sabes que no puedo dejarla sola con ella, Sophia le tiene miedo y es capaz hasta de venderla, no confío en ella ni sobria.―le digo, bajando a mi pequeña aún un poco adormilada al suelo porque mi brazo o tengo entumecido.

—Leyla, te entiendo pero nuestro jefe no lo hace— me recuerda lo que ya sé.

— Así mismo, pero no puedo aspirar algo mejor, con mis pocos estudios lo dudo.― concuerdo con ella y me pongo el delantal que me trajo.

—Sabes, de eso mismo quería hablarte pero vamos a trabajar antes que nos llamen la atención.―me dice y solo asiento.

—Está bien, pero voy acomodar a Sophia en los roperos por si llega el jefe. ― tomo a mi niña de la mano para caminar a la parte trasera del local.

Cuando llego con ella ya se ha despertado del todo y le explico que no se puede salir de ahí, ella tan inteligente como siempre me entiende y me obedece al pie de la letra.

Comienzo a trabajar con la preocupación de que si mi jefe la ve, me despide y me quedo sin dinero para pagar los servicios básicos de la casa y la comida de mi pequeña porque mi madre― si se le puede llamar así― no piensa en otra cosa que no sea en ella, sus adicciones o pegarme e insultarme si no le doy dinero.
 
*************

Son las 12:00pm y busco algo de las sobras para mí y darle a Sophia la mitad del almuerzo de Saly que siempre lo comparte conmigo, pero ahora ella es la prioridad, yo estoy famélica del hambre pues no ingiero nada desde el almuerzo de ayer, que como ya es costumbre, es mi única comida en todo el día, porque si puedo comprar algo se lo doy a Sophia y después yo, lo que es común porque la mayoría de las veces no me alcanza para las dos.

Saly se sienta a mi lado en el suelo del ropero donde está Sophia comiendo su almuerzo y ambas disfrutamos de nuestras comidas en un silencio cómodo, hasta que recuerdo que ella me dijo esta mañana que quería hablar conmigo.

— ¿Saly que querías hablar conmigo?

—Pues encontré una organización que ayuda a los hijos de los padres con problemas de adicción. —comenta mi querida amiga buscando unos papeles en su bolso.

— Saly te agradezco mucho que te preocupes por nosotras, pero ya he averiguado y lo primero que hacen es investigar a la familia y llamar a las autoridades, cuando vean que Teresa está  casi incapacitada para cuidar a una niña de 4 años y yo soy mayor de edad pero tengo pocos estudios además tengo un trabajo con pocos ingresos que no puedo darme el lujo de buscar un abogado, corro el riesgo de que me quiten a mi pequeña, Saly sabes que si pierdo a Sophia me vuelvo loca.―le digo hablando lo más bajo posible pero mis emociones son más difícil de esconder y una lágrima rebelde se me escapa sin poder contenerla, Saly me toma de las manos.

—Amiga, es solo que te he visto sufrir por años, todo tipo de maltratos de parte de Teresa para que no te alejen de Sophia y me preocupan, sus vidas están en peligro y quiero ayudar, además sabes que aquí estoy para lo que necesites.

—Gracias mi amiga pero no tengo como escapar de todo esto, al menos por ahora.―le contesto resignada
Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que siento una sensación extraña y sin perder más tiempo le susurro.

— ¿Saly por qué siento que nos observan?

Automáticamente nos giramos y nos encontramos con nuestro jefe muy enojado que nos ve a nosotras y a Sophia, la cual está comiendo muy tranquila, ajena a todo lo que está pasando o puede pasar y es ahí cuando me doy cuenta de que hoy es mi último día trabajando aquí...
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Hola amiga seguidores 😊 Una flor en el desierto es una historia que ya ha sido parte de la familia naranja y por desición propia la retiré...
Hoy la vuelvo a colocar, espero que guste la verdad porque es mi niña especial❤️
Gracias por leerme...

Una Flor en el DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora