2.

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Ariadna.

Abro los ojos, porque siento como mi mamá me mueve un poco, para que despierte. 

-Qué pasa ma?- está todo oscuro. 

-Ari, necesito que te fijes lo que hace papá. Son las 2 de la mañana y el vecino, está de jodita.- 

-Y qué pasa con eso ma?- me froto los ojos. 

-Es que sabes lo quilombero que es. Te llamé porque necesito que vayas al departamento de acá al lado y fijate si podes decirle que baje la música o algo.- 

Dios, ya mé cansé de ser tu mejor guerrera, ayudame. 

-Bueno ma, me pongo las crocs y salgo. Voy yo, que papá se vuelva a acostar.- 

Asintió y salió de mi pieza, seguida por mí. Cuando entré a la cocina, instantáneamente supe el por qué del enojo de mis papás, si retumbaba todo ahí adentro, no me quiero imaginar la pieza de ellos. 

Cerré la puerta de casa y me dirigí a la casa de al lado, toque la puerta, nada, hubo una segunda vez, y tampoco nada, intenté una tercera y ni humos del vecinito. 

Mi paciencia se agotó, y como si a propósito fuera, la música seguía subiendo. Decidida abrí la puerta y casi me caigo de culo. Estaban todos los que había visto en la tarde de ayer, escabiando a más no poder con los vasos en las manos, sin embargo, estando en sus 5 sentidos o no, todos se dieron cuenta de mi presencia y me miraron. Me intimidé al darme cuenta de que tenía mi piyama puesto, un pantalón que hacía que se me vea un poco el orto, y una remera también un poco bastante corta y finita.

Sólo me quede inmovilizada, hasta que una voz en mi cuello me sacó de mi trance. 

-Me estabas buscando?- 

-Y-yo, sí. Quería ver si podías bajar un poco la música.- traté de sonar firme, pero estoy a nada de perder la cordura. 

-Y si no lo hago, qué?- no me sonrías así por favor, me derrito.

-Por favor, es jueves recién Enzo.- 

-Bueno muchachada, acá la señorita Ariadna, alias, yuta, pinchó todo, así que taza taza, cada uno a su casa.- 

Sentí varios abucheos, pero valieron la pena. De un segundo al otro, la casa quedó vacía.

-Gracias.- 

-No ma, gracias nada, me debes una.- 

La cercanía era tanto que el olor a alcohol me inundaba. 

Sin más, cortando todo mambo, me dí media vuelta y me fui de ahí, con el corazón en la boca y en cierto punto satisfecha. 

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chapame toda lindo, digo,,

por favor, voten, me ayudarían un montón


Prohibido ● Enzo Fernández ●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora