Perdida

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 Los días pasan y la pena sigue intacta en mi ánima,

pero la marca me escatima;

si vieras en mis pupilas, como es la vida tan marchita;

la bonhomía de mi corazón ha sido prescrita;

mírate al espejo que he despertado en ti,

un ademán que ha sufrido;

aterrizas en el fuego del cielo, el cual te quema,

y te deja perdido.

La fuerza de tu utopía que vive acariciándote,

es un sueño que se pierde en tu devaneo;

me tomas pero sigues en tu festejo;

tus manías no son como las mías;

tu tiempo es una osadía;

me encuentro vago en la sombría melancolía;

vives como si nada te convirtiera ni te tocara,

como una música que se toca inerte y efímera.

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