Marcando las ocho de la mañana en punto Chaewon se levantó y puso en marcha los preparativos para la cena luego de bañarse y ordenar su habitación. La pelinegra amaba con toda su alma navidad, le traía tan lindos recuerdos de ella cenando con su familia. Así que para seguir con la tradición organizó una cena navideña en el departamento.
Estuvo varias horas limpiando, cocinando y dejando todo casi listo hasta que cuando marcaron las dos de la tarde sintió como alguien golpeaba la puerta, era Sakura. La de pelo rosa sabía que Chaewon estaba tan emocionada con este evento que era probable que no haya comido, por lo que compró el almuerzo y compartió este con ella.
—Tengo una idea para que Yunjin deje de estar molesta. —Dijo Sakura mientras probaba un poco de la comida que había traído, alzando una ceja. —Bésala en la cena.
La pelinegra abrió los ojos como platos y la miró mientras negaba con la cabeza. —No no no. —Sakura la miró divertida mientras le daba un sorbo a la bebida que tenian en frente. —No puedo hacer eso.. ¿Que pasa si todo comienza a salir mal? No sé Sakura... podría arruinar la cena de navidad para ambas.
—O hacerla aún mejor. —Musitó la mayor. —Mira, pone un pequeño muérdago ahí justo debajo de ese pasillo. —Dijo alzando su dedo. —Y bésala ahí mismo, si sale bien será un recuerdo muy bonito.
—Y si sale mal uno muy feo. —La menor tenía que aceptar que no era su primera vez imaginando aquella situación, es decir, lleva tres años enamorada de la rubia, así que durante ese tiempo ya había imaginado muchos escenarios, y besarla bajo un muérdago sin duda era uno de sus preferidos. Pero tenía que ser objetiva, podía salir muy bien y su festividad preferida se tornaría en algo muy incómodo para ambas. —No estoy segura Sakura, no creo gustarle a Yunjin.
—Ay mi Chaewon. —Suspiró Sakura. —Siempre dices lo mismo y no te das cuenta de cómo Yunjin te trata.
—Como a una amiga. —Dijo Chaewon con obviedad.
—Nunca una amiga me ha tratado así.
—Pues búscate otras. —Rió la pelinegra, llevando un poco de comida hacia su boca.
—Tonta, a lo que voy es que tienes que empezar a fijarte en eso, ¿Recuerdas cuando te enfermaste y Yunjin estaba en clases? Nunca la había visto preocuparse tanto y comprar tantos remedios... ¿La escena de celos ayer cuando nos vio cerca? —Contó Sakura. Así como esas existían muchas ocasiones en donde Yunjin demostraba sentir algo por Chaewon, según la de pelo rosa. —Yo te digo Chaewon, bésala bajo el muérdago y verás. En el peor de los casos le puedes decir que viste el muérdago y es como una especie de tradición, no sé, le inventas algo. —Rió, sabía que Chaewon se moría por hacerlo.
—Lo pensaré. —Dijo la menor llevándose las manos hacia sus mejillas, imaginando tal situación se había avergonzado y ahora estaba sonrojada. Sakura la miró como si se tratara de lo más gracioso del mundo y no pudo evitar soltar una risa. —No te rías. —Intentó poner su voz más seria mientras la amenazaba con su tenedor.
—Es muy gracioso verte así, pero llevas tiempo enamorada de ella, deberías hacerlo y ver que decisión tomar.
—¿Enamorada de quién? —Preguntó una voz ajena a la conversación, una vez más las mejores amigas habían estado tan sumidas en la conversación que no se dieron cuenta de cuando la rubia tomaba presencia en el departamento.
Chaewon se atragantó con su comida al escuchar la voz de Yunjin, no podía decirle que estaba enamorada de ella.
—De nadie. —Dijo pensando que la rubia se lo creería.
—Las escuché, ¿Te gusta alguien? No me habías contado eso. —La voz de Yunjin sonaba un poco triste, sin embargo su rostro intentaba mostrar emoción por la pelinegra.
—¿Quieres almorzar Yunjin? —Preguntó Sakura intentando desviar la conversación.
—No tengo hambre. —Dicho esto Yunjin comenzó a caminar hacia su habitación, nuevamente a paso apresurado.
Chaewon posó sus manos sobre su rostro y largó un suspiro que hizo que la mayor pusiera su mano sobre su hombro, sobandolo como si se hubiera lastimado.
—Piénsalo Chaewon.
—Jodida mierda. —Dijo Yunjin en su habitación mientras lanzaba su celular sin importarle si este caia al piso. Tomó su almohada y ahogó un grito en esta. —Tiene que ser una puta broma. —El corazón de la rubia comenzaba a acelerarse, y lo peor de todo, ni siquiera era por una buena razón. Sin saber como desahogarse de una forma en que nadie escuchaba como maldecia, se lanzó a su cama y cubrió su rostro con una almohada.
A Yunjin le gustaba Chaewon, de hecho, habían sido solo unos meses desde que se había dado cuenta de cuáles eran sus sentimientos hacia la pelinegra. Fue en ese día en el que ambas se encargaron de hacerle una limpieza profunda al departamento, un domingo cualquiera.
—¿Qué mierda es esto? —Preguntó la pelinegra mientras alzaba un objeto que ni siquiera puede ser descrito, sin duda, llevaba meses ahí. —Creo que tendré que poner toda la botella de cloro acá. —Dijo riendo luego de tirar aquel objeto a la basura.
—¿Necesitas que te lo dé?—Preguntó la rubia desde la cocina.
—No te preocupes, acá tengo un poco. —Dijo mientras tomaba aquel cubo en donde tenía dicho producto. —Solo necesito lavar esto primero. —Salió de la sala y se dirigió con rumbo al baño, pero no contaba que la rubia venía justo saliendo de la cocina, haciendo que ambos cuerpos chocaran, provocando que Chaewon y el cubo con el resto de cloro cayeran al piso. No hace falta mencionar que todo el polerón de la pelinegra quedó impregnado de aquél químico.
—Dios... lo siento tanto. —Dijo mientras le ofrecía la mano a la contraria para que esta se levantara. —Te juro que te compraré otro.
—No te preocupes, de todas formas ya estaba viejo. —Dijo mientras tomaba la mano de la rubia para ponerse de pie. —Uhm... creo que debería quitarme esto, si no me destiño yo. —La pelinegra rió mientras se quitaba aquella prenda, a paso apresurado se dirigió a su habitación para ponerse otra.
Por otro lado Yunjin inevitablemente había posado sus ojos en el tonificado torso de la mayor mientras está se dirigía a su cuarto. Sintió una corriente eléctrica subir desde su abdomen hasta su rostro y para cuando se dio cuenta sus mejillas ya estaban de un tierno tono rosa. Sin quererlo se imaginó como sería tocar aquel torso ya sea en un dulce abrazo o en algo más. La rubia sacudió su cabeza en un intento de desaparecer aquellos pensamientos para seguir con lo suyo.
Chaewon no se tardó mucho en cambiarse de ropa, esta vez volvió con una polera algunas tallas más grandes que le llegaba hasta los muslos.
—Ya está, podemos volver al aseo. —Yunjin asintió y siguió con lo suyo, sin embargo cada cierto tiempo su mente volvia a jugarle lo que ella consideraba, una mala pasada, ya que la imagen del torso descubierto de la pelinegra continuaba apareciendo entre sus pensamientos.
Desde ese día la rubia había intentado acercarse más a Chaewon, pero se ponía tan nerviosa cuando está estaba cerca que la mayoría de las veces la situación terminaba en nada.
Y ahí se encontraba, respirando hondo en la cama de su habitación mientras la pelinegra estaba cuestionandose toda su existencia en el sillón de la sala, acompañada de su mejor amiga.
[...]
Fueron unas largas horas en donde Sakura y Chaewon se encargaban de los preparativos para la cena, horas en donde discutían sobre el lugar en donde deberían ir las guirnaldas, o en donde se abrazaban y se decían a sí mismas que eran las mejores y que probablemente deberían conseguir un trabajo relacionado a esto.
Sin embargo, también fueron horas en donde Yujin se encontró encerrada en su habitación sin siquiera salir al baño. Chaewon pensó innumerables veces en ir y tocar aquella puerta, pero por alguna extraña razón no pudo hacerlo.
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Christmas Kiss. | Purinz
RomanceDonde Chaewon quiere besar a Yunjin bajo el muérdago en la cena navideña. Historia original.