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—Ven a verme... una vez a la semana, una vez al mes, una vez al año, una vez cada diez años... sólo ven a verme, siempre voy a estar esperándote— pidió con ojos suplicantes el pirata.

Jihoon sonrió y acarició su mejilla, volvió a unir sus labios en un beso tranquilo, sin volverlo pasional o lascivo, sólo sus labios disfrutando del sabor del contrario —una vez al año nos veremos, aquí en la isla de tus tesoros... nos veremos cada 19 de octubre sin falta.

Seungcheol asintió, hubiera preferido verlo con más frecuencia, pero estaba dispuesto a esperarlo —aquí estaré... esperándote— le sonrió.

Ambos suspiraron, unieron sus manos una última vez y Seungcheol dejó que Jihoon escapara hacia el mar, lo vio marcharse, caminando por la orilla hasta que estuvo lo suficientemente profundo para transformar sus piernas en una cola y sumergirse a gran velocidad en el agua.

[Un año después]

La luna casi llena se reflejaba sobre el mar, iluminando la oscura noche. Seungcheol apresuró a sus hombres a bajar el bote que lo llevaría a la isla que se había convertido en su favorita y le dijo a Wonwoo que podían alejarse un poco y regresar después por él, pues planeaba pasar una larga noche amando a aquel ser del que se había enamorado y que lo había reclamado como suyo no sólo con aquel beso del rey del mar, sino también en cuerpo.

Remó tranquilamente hacia la pequeña isla a la que habían llegado, seguía tan solitaria como siempre. Al llegar, bajó del bote y caminó por el lugar hasta llegar a la "X" de su mapa, tenía unos cuantos tesoros que guardar, y quería hacerlo antes de ver a Jihoon.

Sin embargo, mientras se alejaba de la orilla, el ruido del agua moviéndose llamó su atención, a lo lejos vio su barco alejándose y de repente, no muy lejos de la orilla vio una cola azul sumergiéndose en el agua. Se acercó lo suficiente, sin dejar que sus pies se mojaran en la orilla y cuando más ansió ver a su rey, Jihoon salió del agua caminando en dos piernas y desnudo; lucía hermoso y sexy ante los ojos del pirata, quien dejó su cofre a su lado y corrió en cuanto Jihoon apresuró el paso.

—¡Seungcheol!— saludó animadamente el tritón.

—¡Oh Jihoon!— expresó con alegría y lo cargó en cuanto llegaron uno junto al otro.

Dieron vueltas en la arena, uniendo sus labios con amor, pero los pies de Seungcheol se enredaron y terminaron cayendo; rieron ligeramente y volvieron a besarse con pasión, sin importarles nada más que su amor. Jihoon había terminado bajo el pirata y deseaba quitarle la ropa de una buena vez por todas , pues no quería ser el único expuesto bajo la luz de la luna.

Seungcheol entendió el mensaje cuando sintió las manos del tritón desabrochar su camisa blanca, la cual le quedaba demasiado sexy ante los ojos del rubio cenizo. Se separaron únicamente para que el capitán pirata pudiese desnudarse, haciéndolo tan rápido como podía, pues aunque la noche sería larga, sentía que no tenían tiempo.

El menor se sentó en la arena, viendo al pirata desnudarse frente a él y en cuanto su duro miembro fue liberado, Jihoon llevó sus manos al trozo de carne. Se relamió los labios y engulló el falo con habilidad, sacándolo y metiéndolo en su boca con un toque de desesperación. Con una enorme sonrisa, Seungcheol acarició sus cabellos disfrutando de la mamada.

El tritón lucía precioso y verlo con su pene en su boca aumentaba su excitación como en tanto tiempo no había pasado, necesitaba desde hacía mucho tiempo ser amado y amar a su rey del mar, así que no resistió mucho más y terminó embistiendo con más fuerza y velocidad hasta derramarse en la boca de Jihoon.

Los chorros salieron disparados directo a su garganta, Jihoon cerró los ojos con un poco de fuerza, y aunque dio un par de arcadas al principio, logró relajar su garganta para aguantar el semen que lentamente tragó hasta la última gota. El pelinegro sintió cómo el glande de su pene era succionado y gimió fuerte con un placer demasiado grande.

El rey del mar 2 [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora