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Full of cages, full of fences 

Podría decirse que no le llevó mucho tiempo a Soobin encariñarse con el nuevo intruso que habitaba en su casa.

El muchacho le explicó al híbrido las cosas básicas de ser un humano. Aparte de eso le compro unos lentes de contacto, ropa nueva, y un celular para cualquier emergencia.

Ahora que había dos personas en la casa, tenían más gastos de lo usual. Yeonjun comía bastante, especialmente dulces. Abajo de donde ellos vivían había una cafetería, y Soobin siempre le compraba galletas y chocolates para él. Llegó un punto en que se le hizo una costumbre, y no había mañana sin que él le comprara algo para desayunar antes de irse.

Por suerte para ambos, Soobin logró conseguir un trabajo de medio tiempo. Si bien cuando tocaba con su banda, los bares le pagaban, no obtenía demasiado para todo lo que consumían él y Yeonjun, así que pensó que lo mejor sería conseguir un segundo empleo.

Se iba temprano a un restaurante cercano donde trabajaba como mesero hasta después del mediodía, luego a la noche regresaba a tocar con su banda a algún lugar en el pueblo.

Afortunadamente para Soobin, Yeonjun logró adaptarse bien a su vida como humano. Pero eso no impedía que él se preocupara por el pequeño, de hecho, le llamaba constantemente para asegurarse de que este estuviera en la casa sano y salvo.

Para Soobin, Yeonjun era tan dulce e inocente, que sentía la necesidad de cuidar de él. No quería que nada ni nadie le hiciera daño. Desarrollo un tipo de sentimiento protector hacia el híbrido, era como una necesidad de asegurarse de que estuviera bien. Quizás simplemente era como un amor de hermanos, nada más.

La lluvia caía mientras que Soobin caminaba de regreso a casa. Estaba agotado, las cosas iban de mal a peor. Su banda tenía cada vez más peleas, las cuales eran a causa de él. A parte de eso, no se llevaba bien con uno de sus compañeros del trabajo. Y como si eso fuera poco, había recibido un mensaje del casero que le informaba que aumentaría el costo del alquiler, poniéndolo en serios aprietos debido al dinero.

Lo único capaz de cambiar su humor y alegrar su día, era el cariñoso híbrido que se encontraba en su casa. Su forma de ser, tan amable y generosa, derrumbaba todos los muros de Soobin, y provocaba un cálido sentimiento en su corazón.

Abrió la puerta y la cerró luego de entrar. Dejó el paraguas a un costado, y comenzó a sacarse el abrigo. Miró a su alrededor, pero no encontró al pequeño gatito por ningún lado.

-¿Yeonjun?-

Soobin se preocupó cuando nadie le contestó, pero antes de empezar a buscarlo, se sorprendió al oír un sollozo provenir de la habitación. Lentamente se acercó, y cuando cruzó el umbral de la puerta, vio una bola de mantas que ocultaban el cuerpo de cierto híbrido, al cual solo se le veían las orejas.

Soobin camino rápidamente hasta sentarse junto a él. Acaricio su cabello suavemente, mientras lo observaba con preocupación.

-Yeonjun ¿que sucede?-

El joven continuaba llorando y temblando bajo las sabanas, cosa que no hizo más que preocupar al mayor.

-Hey, estoy aquí- Le dijo mientras le frotaba la espalda sobre las mantas- Dime que es lo que ocurre-

Yeonjun finalmente sacó la cabeza de entre las colchas, dejando ver todo su rostro rojo y sus ojos hinchados, provocando que a Soobin se le frenará el corazón.

-N-no me g-gustan las tormentas- Admitió mientras su mandíbula temblaba.

El mayor se relajo, pensó que era algo más grave, pero igual parecía ser lo suficientemente importante como para hacer que el híbrido sintiera un miedo horrible. Soobin le dio una sonrisa tranquilizadora.

𝑴𝒊𝒅𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕 𝑹𝒂𝒊𝒏 ˢᵒᵒʲᵘⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora