Capitulo 2

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(María José)

Me desperté sobresaltada en mitad de la noche. Estaba transpirando, otra pesadilla. Cerré los ojos y abracé mis rodillas, no podía más. Después de unos minutos intentando relajarme me levanté y fuí al baño, me miré en el espejo, me analicé, estaba pálida, los ojos rojos de llorar y mis mejillas llenas de lagrimas, me odiaba, odiaba no poder dormir, odiaba ser mi mayor enemiga. Me metí en la bañera y encendí la ducha, dejé que el agua fría empapara mi ropa y me senté, escondí la cabeza entre mis piernas y un sollozo se escapó de mi, no dejaba de pensar en la pesadilla, en que ya no sabía que era peor, si el día o la noche, estar sola o acompañada, ahogué las ganas de gritar y con ellas mis miedos.

Nada más escuchar la alarma gruñí, con toda la fuerza que me quedaba, me obligué a levantarme y estornudé, mi visita a la bañera de esa noche me había traído consecuencias; un sueño increíble y un resfriado. Me puse lo primero que encontré, para ser sincera, no tenía ni fuerzas para cuestionarme con que pantalones me veo mejor, bajé a la cocina y ahí estaba Vale.

-Buenos días Poché-

Me miró sonriendo de oreja a oreja mientras desayunaba. Vale siempre me llamaba Poché, decía que Majo o María José eran muy comunes y que le gustaba ser original, me parecía adorable.

-Buenos días pequeña-

Le di un beso en la cabeza y me senté a su lado.

-¿Sabes que me saqué un diez en lengua?-

Escuchar su vocecita ilusionada me daba la vida.

-Estoy muy orgullosa de ti-

La senté en mis muslos y empecé a hacerle cosquillas.

-¡No no no! iPara Poché!-

Se quejaba entre risas, paré volviendola a sentar en su sitio.

-Ten un buen día en el cole-

Me levanté aún comiendome la tostada y fuí afuera. Respiré hondo y puse una pequeña sonrisa, me gustaba la paz que había, era de mis cosas favoritas de vivir en el campo.

Estaba llegando cuando algó me golpeó con fuerza haciendo que me cayera al suelo.

-Mierda-

Gruñí dolorida por el golpe.

-Lo siento muchisimo no te había visto-

La voz sonaba realmente arrepentida y preocupada

-No te preocupes, estoy bien-

Me fijé en mi rodilla y la mancha rojiza que tenía el pantalón.

-Mierda-

Susurré levantandome con cuidado, la chica me sujetó

-Vamos a que te curen enana-

Al escuchar como me había llamado la miré rápidamente

-Por dios mujer, estás hasta en la sopa-

Resoplé soltandome de su agarre, apoyé la pierna y solté un pequeño quejido, definitivamente no iba a poder ir sola, Daniela colocó ambas bicis y pude ver una herida en su codo

-Mierda, ¿Te duele mucho?-

Ella negó y colocó mi brazo por sus hombros

-Hazme el favor de no ser rencorosa y deja que te ayude-

Asentí sin ganas de pelear con ella, al parecer si se le metía algo en la cabeza no paraba.

Llegamos a una farmacia y Daniela me dejó sentada en un banco que estaba al lado, a los minutos salió con una bolsita y se puso de cuclillas delante de mi.

Bailando entre las Estrellas (Adaptación Cache)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora