Capítulo 3

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Me despierto a causa de la luz que se cuela por los pequeños agujeros de las persianas, así que decido levantarme y darme una ducha rápida para lograr despejarme. Por las mañanas si no es con la ayuda de una buena ducha de agua fría, parezco un completo zombi.

Hoy hace un día caluroso, demasiado para mi gusto, por lo que decido ponerme unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes que deja al descubierto parte de mi abdomen.

Bajo las escaleras con calma para llegar a la cocina a desayunar, donde seguro estarían los demás.

-Buenos días, Charlie, ¿has dormido bien?-pregunta mi padre nada más me ve aparecer por la puerta. Al parecer intenta compensar todo este tiempo en el que apenas ha sido capaz de contactar conmigo...o de preocuparse lo más mínimo por mí, pero de seguro que cuando vuelva con mamá, volverá a olvidarse de mi existencia.

-Buenos días, sí.

¿Sabes esa sensación en la que te sientes como si unos ojos estuvieran mirándote sin intención de parar? Pues eso es lo que siento yo mientras me sirvo mi desayuno, cuando me doy la vuelta lo compruebo.

Sí, efectivamente esos ojos penetrantes, pertenecen a Cooper, el cual me inspeccionaba de arriba a abajo una vez detrás de otra, hasta que sus ojos se encuentran con los míos, decidí seguir con mi desayuno, por lo que me giré y seguí a lo mío.

Me puse a pensar en la cara de sorpresa que se le quedó al verme entrar por la puerta, no ha sido para tanto, como para mirarme así.

Pero dejo de lado ese tema y sigo pensando, tengo que intentar ser su amiga por lo menos,solo intentarlo, me repetía una y otra vez.

-Buenos días Sandra- dije con una sonrisa.

-Buenos días Cooper-dije antes de besar su mejilla, le sorprendió mucho, lo suficiente como para dejarlo casi con la boca por los suelos. Creo que lo ha malinterpretado, solo pretendía ser amable. O eso es lo que quiero pensar.

La mañana transcurre tranquila, una vez terminé mi desayuno, llamé a Allison para explicarle lo sucedido anteriormente.

-Sí, tendrías que haber visto la cara que se le quedó cuando entré por la puerta, en serio, pero es que sigo sin entender por qué.

-Me alegro que hayas conseguido llamar su atención, ahora, lo que yo haría, sería hacer lo que hiciste hace un par de años: intentar ser su amiga y luego, bueno...¿recuerdas?

-Claro que me acuerdo, pero ni lo sueñes...eso complicaría todo mucho más.

Mejor será que me explique...

Hace dos años, yo vivía con mi padre, el mismo tiempo que vivía con mi madre, medio año con uno y el otro medio con el otro. El caso es que yo no tenía ni idea que la nueva mujer de papá tenía un hijo, Cooper.

Al principio no le aguantaba, era soberbio y antipático, y yo era demasiado ingenua. A medida que fue pasando el tiempo, él pareció cambiar respecto a mí, ya no me trataba como si fuera una completa desconocida , y bueno, poco a poco me fui acercando más a él, hasta el punto que llegamos a ser inseparables. Al cabo de unos meses, volvimos de una fiesta que organizó Blake, el mejor amigo de Cooper. Bebí más de la cuenta y le confesé que estaba enamorada de él, pero nunca se lo había querido decir por miedo a distanciarnos y volver de nuevo al principio, volver de nuevo a tratarnos como dos extraños.

Después de eso, él me besó, dándome a entender que él sentía lo mismo que yo. Los siguientes dos meses y medio mantuvimos una relación en secreto a causa de nuestros padres.

El problema fue que el día en el que me tuve que ir a vivir con mi madre llegó, y no sólo eso, sino que ella encontró una nueva casa a más de cuatro horas en coche de la casa de papá, y fue en ese momento en el que tuvimos que distanciarnos y olvidar todo lo que pasó, por nuestro bien, por mucho que nos costara.

Lo llegué a pasar muy mal, me sentía deprimida y siempre con ganas de verle, pero fue pasando el tiempo y fui conociendo a más chicos, entre ellos River, mi gran error.

El problema está en que aunque hayan pasado más de dos años, bueno yo... creo que aún sigo enamorada de él. Siempre he pensado que gracias a cada chico con el que estaba, me hacía olvidar a Cooper, pero ahora me doy cuenta, nunca le llegué a olvidar, sino que intentaba superarle, pero nunca llegó a funcionar, ahora me doy cuenta.

Cooper, mi deseo prohibido. Tiene que ser así, no hay otra opción.

Será lo mejor para todos, para mí, no me puedo arriesgar a perderlo de nuevo, no quiero estropearlo todo. Tarde o temprano mamá volverá de Europa y yo volveré a casa, si se llegase a repetirá la historia, estoy segura que no podría perdonármelo, volver a dejarlo, volver a alejarlo. No quiero eso para ninguno de los dos.

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Blake en multimedia (Alex Pettyfer).

Mi deseo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora