-¡PORFAVOOOOOR!
-No.
-¡PAPÁ!
-No.
-Pero es injusto, casi nunca salgo y cuando lo hago es de día, o sea de compras o cosas por el estilo.
-Y así esta muy bien.
-¡Mamá, por favor! -ya no sabia que mas hacer o decir para que le dieran el si.
-Ale, si vas a esa fiesta... -comenzó su mamá.
-Graciiiiiias. Eres la...
-Ey, ey, ey. Escucha a tu madre primero -interrumpio su padre. Y su madre prosiguio hablando.
-Te llevará tu padre a las 9 y a las 12 te recoge. Ni un minuto mas.
-Mamá, pero es muy poco tiempo y Carla me iba a llevar y...
-He dicho.
Tuvo que resignarse, era así o no iba. Así que accedio y de inmediato aviso a su amiga.
-Carla! Si iré a la fiesta, pero me llevara mi papá así que te veo allá. Mañana llevame a la falda a la uní, por favor. Te espero en filosofía a las 11.
Alejandra estudiaba teatro, en la facultad de artes y Carla, medicina. Por lo cual siempre se veían entre horas y en una facultad que quedara a mitad de camino de ambas.
Ya era tarde, así que decidio cenar antes de las 8 para poder realizar tareas que acabaría hasta las 11 de la noche. Repetía una y otra vez fragmentos de guiones para su examen del día siguiente y entre mas repetía esa historia de amor, mas deseaba tener una.
No tenia novio desde los 14 años y los pocos que tuvo en esa edad, de ninguno se enteraron sus padres. Ellos creían que siempre estuvo enfocada en sus estudios y esperaba mas que un idiota que la tomara de la mano y le dijera "mamacita" o alguna vulgaridad. Pero eso, no sucedió sino hasta los 17.
Y ahora si que era cierto, no quería cualquier tipo con cara bonita, ella quería un hombre enfocado, con visión, que la quisiera a ella y no a su cuerpo. Soñaba con tener un novio que pudiera llevarla al altar y no fuera solo un pasatiempo, alguien con quien construyera un hogar, tuvieran una hermosa casa e hijos preciosos. Viajar con el, compartir sueños, cocinarle, que el la amara cada mañana y cada noche. Quería un príncipe azul, porque ella era una princesa.-¡ALEJANDRA! - el grito de su madre la estremeció y la saco de sus pensamientos. -YA DUERMETE, ES TARDE.
Eso haría, así podría seguir soñando con ese hombre deseado y por fin tenerlo aunque sea en sueños. Se puso una pantalonera vieja y una playera desgastada de su padre y se dispuso a dormir. 11:30 pm, tenia algunas horas para dormir feliz.
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3 bips y tomó el celular para que la luz de la pantalla encandilara sus ojos. 6:00 am. Se levanto de inmediato y lo primero que hizo fue darse una rápida ducha y alistarse para poder alcanzar a desayunar, no lo logro. Se le fue una hora completa frente al espejo y se retraso por 15 minutos. Sus padres aun dormían cuando salio de casa corriendo para alcanzar el bus, demasiado tarde, paso justo frente a ella sin detenerse. No quedaba otra opción mas que esperar 10 minutos a que llegara otro y ahí, esperando, lo miró.
-Tranquila, Dios tiene el control de todo. -recordó las palabras que le había mencionado un año atrás. -Tu tienes un peso de 100 kilos encima de ti, pero Dios toma 50 y tu te quedas con solo la mitad y de esa mitad, yo tomo 25 y tu solo te quedas con 25. El peso ya es menos, ahora lo compartimos. Y seguiré orando por ti.
¿Y los últimos meses? ¿Acaso había compartido el peso con ella en los últimos problemas, las ultimas decisiones? No, no lo había hecho y Alejandra no sabia porque, ni siquiera estaba segura de que el lo supiera.
Lo vio alejarse montado en su motocicleta, con ese algo que solo el tenia, pero que no solo ella notaba. Lo queria, siempre lo había hecho. Pero al parecer el despertaba eso en cada una de las chicas que conocía, a excepción de las que el quería.
-¿Ale? -un carro rojo se paro justo a su lado -¿que haces aquí, no vas tarde a la escuela?
-¡Diana! Gracias a Dios que tomaste este camino ¿Puedes llevarme?
-Claro que si tonta, sube.
Diana era otra de sus grandes amigas, ellas dos junto con Carla se habían conocido en la preparatoria y eran el clan perfecto, ah menos para si mismas. A pesar de las diferentes carreras, Carla en medicina, Alejandra en teatro y Diana en derecho, siempre buscaban la oportunidad y el tiempo para estar juntas y ponerse al corriente en sus vidas.
-Pero que raaaaaro que se te allá echo tarde. -dijo Diana sarcásticamente.
-Pero cuanto sarcaaaaaasmo -respondio Alejandra.
-Jajajaja, lo siento. Deberias despertar mas temprano, corazón. Oh al menos darme tu horario para los días que pueda, pasar por ti.
-Creo que te tomare la palabra, la flojera se apodera cada día mas de mi y la cama no me quiere soltar.
-Si cama, como no. Oye... ¿puedo preguntar algo?
-Ya lo hiciste -respondio con una amplia sonrisa y Diana solo rodó los ojos. -Es broma enojona, pregunta.
-¿En que pensaba cuando te recogí? Tenias la mente en otro mundo, sino te hubiera hablado no me hubieras visto y mira que casi me estaciono encima de ti.
-Yo... nada. En nada, es solo que como te digo, últimamente he estado aflojerada de mas y no se ni donde tengo la cabeza.
-Si, ya. Y por eso pensaste la respuesta. Vamos Ale, soy tu amiga y sabes que puedes confiar en mi ¿esta todo bien?
-Si -sonrió tímidamente a su amiga y después de un suspiro, respondió -Vi a Christian. -Diana solo se quedo callada y después de un minuto, prosiguió.
-¿Hablaste con el?
-No, solo lo vi. Iba saliendo de su casa y no me observo, supongo que iba al trabajo o a la iglesia.
-¿Aun lo quieres, verdad?
-¡Claro que lo quiero! Esto no es un sentimiento que se acabe de la noche a la mañana. Lo quiero, y lo extraño. Lo extraño como una loca.
-¿Y PORQUE NO SE LO DICES? ¿Que tal que si el te extraña también? -dijo Diana mientras acomodaba el coche en un espacio libre en el estacionamiento del campus.
-No lo creo, y si así fuera... yo ya no pienso dar el primer paso. No de nuevo, siempre soy yo y ya no pienso ser la tontita que va detrás del chico.
-Lo comprendo, pero entonces al menos deberías de decirle lo que sientes por el, no quedarte con ese sentimiento guardado porque sino algún día va a...
-Diana. -la interrumpió. -Voy tarde a mi examen. Gracias por traerme
-y sin mas, bajo del coche.Decirle lo que sentía seria una estupidez, de nada serviría, las cosas seguirían igual. Si daba de nuevo el primer paso, luego pasaría algo nuevo que los alejara y ella tendría que dar otra vez ese paso. Ya no, estaba cansada.
Si, lo quería. Pero estaba tratando de quererse un poco mas a si misma.
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Princesa
Romance-Dios, es el rey. Tu eres hija de Dios, por lo tanto eres una princesa. -¿No me vas a olvidar, verdad? -Solo me voy por 5 meses. -5 meses son muchos días. -Las princesas no se olvidan -afirmo sonriendo. Eso creía el, y eso quería creer también ella.