Estaba sentada alrededor de personas completamente desconocidas para ella, a excepción de Diana que la había llevado con engaños a su iglesia a una campaña de jóvenes.
Los habían dividido entre diferentes talleres y ella había escogido teatro, por supuesto, era lo que quería estudiar.
Levanto la mirada del suelo y justo enfrente de ella estaba el pasillo de la entrada, el pasillo por donde el entro. Lo vio ahí, con su barba de algunos días que estaba al raz, sus lentes y esa forma tan única de vestir. Era guapo, era guapísimo.
Se alegro al saber que compartiría el taller de teatro también con el.
-Disculpa. ¿No traes papel o algún pañuelo? -supuso que los necesitaba para limpiar sus gafas.
-No... pero, pero puedo ir a conseguir si lo deseas. -deseo no haberse visto nerviosa.
Le sonrió.
-No te preocupes, yo voy y busco dentro de la iglesia.
Si, era guapísimo y tenia una sonrisa hermosa.
-Esta guapo ¿cierto? -susurro Diana a su oído mientras Alejandra lo veía entrar a la iglesia.
-Guapisimo. Debí de haberte acompañado desde hace mucho tiempo, amiga.
-Jaja, se llama Christian. Pero no te ilusiones mucho, regresara a la escuela en un mes y no estará mas aquí.
-¿No es de aquí? estaba desilucionada.
-Si, tranquila amiga, volverá. Es de aquí, pero estudia en otra ciudad, algo para misionar, esta en un instituto bíblico. Algo como la universidad pero te graduas para servirle a Dios.
-Eso es muy lindo.
-A ti lo que se te hace lindo es el.
-Si, eso también. Eso mas que nada. -dijo sonriendo.
Duro una larga semana para que los talleres acabaran, y ella no se sacrificaba mucho llenado ya que había logrado hacer buena amistad con cada uno de sus compañeros, en especial uno que seria el motivo de que se quedara en ese lugar.
-¿Y que te ha parecido la iglesia?
-Es linda, me agrada mucho. A lo mejor me quede, no lo se.
-¿No lo sabes?
-Tendria problemas con mamá, ella es muy...
-Comprendo. -dijo el regalándole una sonrisa.
-No es mala persona, es excelente. La mejor.
-Pero tiene otras creencias.
-Si, o bueno, no. Cree en lo mismo pero no le gusta mucho el tipo de ambiente de estas iglesias. -le gustaba abrirse con el, Christian era el tipo de chico en quien realmente podrías confiar.
Y era verdad. Cuando Alejandra empezó a asistir a ese lugar su madre se aferro por completo en hacerle la vida imposible, hasta que el fue quien aligeró las cosas. Ella estaba en ese lugar por mejorar su relación con Dios, eso lo tenia claro. Era cierto que Christian le pareció atractivo cuando lo conoció, pero lo era. Todas lo sabían. Pero con el tiempo, ella lo empezó a ver mas como un amigo, un verdadero amigo.
En un mes el estuvo en sus momentos difíciles y en los grandiosos. Estuvo apoyándola en su admisión a la universidad y festejando con ella cuando lo logro. Se gano su confianza, y ella la de el.
Christian era un chico demasiado transparente, decía lo que sentía y pensaba tal como era pero no a todo mundo. Alejandra pudo conocer cosas de el que nadie mas conocía y seguramente jamas conocerían, porque eso eran cosas de su pasado que ha nadie mas le incumbían mas que a el, pero por alguna razón ahora ella también las compartía.
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Princesa
Romance-Dios, es el rey. Tu eres hija de Dios, por lo tanto eres una princesa. -¿No me vas a olvidar, verdad? -Solo me voy por 5 meses. -5 meses son muchos días. -Las princesas no se olvidan -afirmo sonriendo. Eso creía el, y eso quería creer también ella.