𖦹Eʟ ᴀʀɢᴇɴᴛɪɴᴏ ᴅᴇ 𝐥𝐚𝐬 𝐍𝐞𝐯𝐚𝐝𝐚𝐬𖦹 ˢᵖʳᵉᵉⁿ ʸ ᵠᵘᵃᶜᵏⁱᵗʸ

-04-

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Lo primero que hizo el pato al despertar fue cambiarse, se puso ese típico uniforme de siempre, alistó su inventario y fue rumbo al restaurante.

Ya ahí, pidió un cafe y algo para comer, luego de unos minutos le entregaron su desayuno y se puso a comer.

Mientras comía, pensaba en cómo solucionar el problema de Spreen con su inglés, ya que él le puede enseñar algo de inglés al oso. Pero aunque estuvieran 24 horas praticando ingles sin descanso, no lograría aprender un nivel avanzado.

Y Spreen si o si necesitaba hablar en inglés ya que el 98% de la gente que iba a Las Nevadas hablaban en inglés.

De pronto a la mente se le vino la imagen de ese dios, esa persona que tenía de cara un "XD", que podía conceder cosas y deseos a la gente, eso si, si es que él queria hacerlo.

Él podria concederle el deseo a Spreen de poder hablar inglés pero habian dos problemas.

La primera era de que desconocía el lugar en el que se encuentra y la segunda es que esa persona de difícil de convencer, a excepción si eras George. Pero George está dormido como siempre, así que no les podía ayudar.

De tanto pensar, recién se dio cuenta de que estaba recibiendo muchos mensajes del oso.

"Stupid black bear"

Oye capo, estoy fuera de tu casa

08:26 am

Eh, pato de mierda, contesta

08:31 am

Si no bajas te voy a arrancar las alas

08:34 am

Responde pelotudo

08:35 am

Perdona por no contestar, estoy en el restaurante que está al frente de mi casa, ven si quieres.

08:36 am

Después de 2 minutos, llegó Spreen, el ambiente era algo incómodo así que Quackity decidio sacar conversación.

- Oye, ¿Cómo dormiste? -

- Como el culo, unos chicos empezaron a poner una canción a todo volumen y casi no duermo. -

- Uh... lo siento por eso, pero te tengo una noticia. He estado pensando en tu problema de tu inglés y creo que encontre la solución - Quackity sacó un papel y un lapicero de su inventario y empezó a dibujar algo - No se si sabias, pero hay un dios que maneja el server -

Spreen al escuchar eso se le vino a la mente la imagen de ese profeta que había hecho la vida imposible a sus compañeros de Tortillaland. Que aunque no sea un dios, ese señor se creía como uno.