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— Sabes, una vez escuche que ser guapo era ilegal. — Dijo Makoto mientras tomaba un poco de la lata que tenia como desde hace una media hora atrás.
— Entonces tu tendrías cadena perpetua, bro. — Se burló un poco Yamagishi mientras se acomodaba los lentes.
— Bro... —
Iban a reír cuando un fuerte relámpago hizo saltar a Yamagishi.
Se habían quedado a hacer un trabajo para la escuela que termino en una pijamada, aprovecharían qué mañana no habría clases para poder desvelarse los que quisieran, aunque el clima no estaba del todo agradable.
Hacía algo de frío y demasiado viento, más del que solía ser común en donde vivían.
— ¿Te dan miedo los relámpagos? — Dijo Makoto con una sonrisa burlona, ganándose un golpe en su brazo.
— Cállate, solamente me tomo desprevenido. — Dijo mientras le daba pequeños golpes qué por obvias razones ni en sus mayores sueños le harían algo al pelinegro.
Ambos siguieron forcejeando, pero terminaron rendidos en el suelo y con demasiada hueva como para levantarse a prender la luz para acomodar las camas e ir a dormir, así que solo decidieron descansar tirados en el frío e incómodo suelo.
Pero al menos no tendrían que levantarse.
— Sabes, ni siquiera tengo sueño aún. — Se quejo Yamagishi mientras se quitaba los lentes y los dejaba a un lado.
— Las pijamas de los hombres son aburridas, aveces desearía ser una mujer. — Suspiro makoto mientras se hacía una pequeña coleta y así no tener el cabello en la cara. Estaba muy acostumbrado a su peinado qué no soportaba tenerlo suelto por mucho tiempo.
— Sabes, en las pijamadas de las mujeres hacen confesiones. ¿Te puedo confesar algo? —
Makoto solo asintió con su cabeza, algo extrañado.
— Tu peinado es horrible. —
El pelinegro guardo silencio y solo rodó en el piso dándole la espalda a Yamagishi.
— ¿Te ofendiste? Dijiste que si podía confesar. —
Makoto solo le saco el dedo de enmedio, logrando sacarle una carcajada al castaño. Alguien tenía que decirle la verdad tarde o temprano.
— ¡No es justo! Tu, Akkun y Takuya lo dicen porque a mi se me ve mal, pero si ustedes lo usarán sería otro cuento. —
— Oh, vamos hombre. ¿De verdad vas a enojarte por eso? —