Atorado! [Enzulian - Julienzo - Julián Álvarez x Enzo Fernández]

Extra: Hits different

I pictured you with other girls in love
Then threw up on the street

Taylor Swift.

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Había pasado un tiempo desde aquel "incidente" relacionado con el vibrador musical. Bueno, tampoco fue un tiempo muy largo, fueron dos semanas.

Dos semanas en las que las cosas entre Julián y Enzo habían vuelto a ser lo que eran: los encuentros se volvieron a dar, no con tanta frecuencia porque cada uno tiene sus compromisos con sus respectivos equipos. Pero se volvieron a mandar mensajes con la misma frecuencia (todos los días) y no solo quedaban en verse para tener sexo, sino para compartir el tiempo entre ellos.

Las caricias , los abrazos, las incontables veces que podían estar perdidos uno en los ojos del otro es casi igual de bueno que la pasión de verse desnudos por completo y entregarse al deseo que sienten uno por el otro.

Sin embargo Enzo, con el paso de los días, se dio cuenta de algo: nunca mencionaron para que rumbo iba la relación.

Si, otra vez la misma historia: de nuevo no hay claridad. Aunque para él está todo más claro.

Tan claro como las ganas de vomitar que le dieron al ver el partido del City vs Wolves el domingo al mediodía.

Quería vomitar.

Si, Enzo tenía ganas de vomitar absolutamente todo lo que había comido mientras miraba el partido, o más bien el final de este.

Y no es que precisamente le haya caido mal la comida, por más que los ingleses definitivamente no son buenos en eso y le hace extrañar bastante Portugal, aunque nunca mucho más que aquellas tardes en Buenos Aires.

No, no era la comida pero el sentimiento de acidez que sentía en aquellos momentos atravesar toda su garganta y hacer que aquel mate amargo estuviera casi en la punta de sus labios tenía un motivo:

Uno que se mostraba en la pantalla de aquel televisor: ahí estaba el chico de sus sueños, aquel que tiene esa tonada cordobesa, ese al que de nuevo, el domingo por la mañana después de aquel incidente, se había dedicado a despertarlo besando cada parte del rostro.

Porque Enzo en realidad es bastante romántico, meloso y cuando alguien le gusta no duda en hacérselo saber. Y Julián le gusta demasiado. Lo suficiente como para querer besar aquel rostro durante todos los días de su vida y querer ir a verlo en cada partido del equipo para el que esté jugando.

Julián es diferente.

Todo lo que siente por él le pega diferente y por eso la imagen que muestra el televisor le revuelve el estómago:

Ahí está Julián, felíz, porque habían ganado con una gran diferencia. Y ese no es el problema. Porque para Enzo no hay nada mejor que ver a Julián feliz. El tema es que Julián estaba siendo abrazado, alzado casi por los aires por Erling Haaland.

Un Erling Haaland que lo miraba de una manera particular. Una que Enzo conoce muy bien, porque él mismo se podía ver en esa mirada. En esa sonrisa, en esa caricia que le dio a Julián al bajarlo al suelo.

Y Julián solo lo miraba, sonriendo y parece que fuera apropósito, que la cámara solo los enfoca a ellos. Más allá de que fueron las estrellas del partido, pareciera como si fuera un recordatorio para Enzo de que más allá de que hayan vuelto a tener sexo y que todo el cariño haya renacido, ahí hay un hombre alto, rubio, fuerte, que también le quiere prometer el mundo a Julián.

Y se lo había dicho de frente: quiere ganar todo con Julián, porque son imparables.

Y probablemente quiera ganar también su corazón y es ahí cuando Enzo siente un escalofrío recorrer la espina dorsal y otra vez esa sensación de náusea.