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¬P.A.R.H¬


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Estaba en una camilla, la luz la segó por un instante, al tratar de cubrirse los ojos con su brazo sintió como este estaba atado a la camilla con unos cinturones de cuero, se asustó, hizo fuerza con sus otras extremidades, las cuales también estaban atadas a la camilla, unas personas con batas vinieron en ese momento, decían cosas que no podía entender en ese momento por el pánico que sentía, su corazón latía frenéticamente y sentía como su respiración empezaba a ser irregular.

- ¡¿Quiénes son?! -se atrevió a preguntar a las personas a su alrededor- ¡¡Suéltenme!! -demando forcejeando aún más.

- Pónganle anestesia el sujeto 199A -dijo una voz distorsionada por un megáfono.

Una de las personas allí tomo una jeringa que contenía lo que la chica dedujo era anestesia, la peliblanca se alteró moviéndose frenéticamente de un lado a otro queriendo impedir que pusieran la sustancia en su cuerpo.

- Sostengan al sujeto 199A! -ordeno la voz, las demás personas la sostuvieron hasta que la anestesia entro en su sistema.

Se empezaron a oír gritos, golpes y disparos fuera de la habitación, la chica estaba empezando a perder la conciencia poco a poco, pero se dio cuenta cuando un chico de cabello rojo y ojos verdes la desato, mientras otros chicos y chicas luchaban contra las personas que la tenían atada, el chico la tomo en brazos.

- Estarás bien...- dijo, siendo esto lo último que escucho la chica antes de desmallarse en brazos del desconocido de cabellera roja.

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Despertó en una cama esta ves sin correas que impidieran su movilidad, a su lado estaba el chico que la salvo aparentemente dormido, la chica de ojos café claro se acercó curiosa al lindo chico, toco con suavidad su rostro, notando las pequeñas pecas que tenía seguramente a causa del sol.

- ¿Te gustan mis pecas? -pregunto de repente el pelirrojo, causándole un sobresalto a la menor.

- Lo lamento...-dijo con voz suave, mientras sus mejillas se sonrojaban.

- Tranquila, no me molesta que me admires -dijo guiñándole un ojo, causando más vergüenza en la pobre chica.

- Jake, deja de molestar a la pobre, ya está como un tomate -dijo una chica de cabello negro entrando a la habitación, la peliblanca se escondió tras el pelirrojo.

- Ya, nubecita, ella es Victoria o Vicky para los amigos, no te hará daño -dijo, la peliblanca le presto más atención al curioso apodo que a lo demás, pero se apartó del pelirrojo y miro a la chica.

- ¿Nubecita? -pregunto con una sonrisa burlona, haciendo que el chico rodara los ojos- tranquila, mira -le mostro su clavícula derecha, donde había un tatuaje 187A- somos como tú -señalo al pelirrojo quien mostro su clavícula derecha donde, al igual que la de ojos marrones, tenía un tatuaje 188A.

P.A.R.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora