LA CAÍDA

11 2 0
                                    

Fue como si hubiera despertado en aquel momento, la multitud vociferaba alabanzas ante el que en ese momento, jamás lo negaría, fue su más grande deseo.

Quackity, el aclamado futuro alcalde y quien poseía todas las de ganar, no había ningún ser que no lo apoyará en ese día tan especial, su figura deslumbraba belleza e inocencia dignas del ser más puro en toda Karmaland o así es como lo había pintado Luzu, así es como quería verlo.

Dolía, su mayor deseo se alejaba dando un pasó al frente de un pueblo que pedía, no, exigía fuese su alcalde, quien podía negarle a ese tierno pato si durante toda su candidatura demostró que era capaz, ¿Verdad? Nadie votaría por otro que no fuera Quackity.

Y eso en verdad dolía, conocía bastante bien a todos los otros héroes para saber que aquellas sopas de veneno dañarian a su querido deseo, la alcaldía sólo le traería dolor y sufrimiento.

Escuchaba atento su discurso, no pudo, sería un buen alcalde pero con el tiempo dejaría de ser ese patito que tanto adoraba.

¿Qué tanto estás dispuesto a hacer por alguien?

¿Robar?

¿Engañar?

¿Matar?

¿Cuánto más tenía que perder?

Todo


—lo siento Quackity pero tengo que decir la verdad — lo hacía por él.

Los murmullos de la gente explotaban entre el público, aquello era traición.

— ¡ME PRESENTO A LAS ELECCIONES! —

Una de las traiciones más grandes que pudo hacerle a su patito, su único deseo era que Quackity fuera feliz.

LUZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora