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DEATH RUNNING FOR US CAPÍTULO CERO ────── "outbreak day"
♰
26 DE SEPTIEMBRE DEL 2003 ━ Nueva York.
SU DIA YA HABÍA EMPEZADO MAL; se había levantado con un dolor en el estómago. Lo primero que hizo al abrir los ojos fue saltar de la cama e ir corriendo hasta su baño para poder vaciar el contenido de su estómago. Los sonidos de arcadas llenaron el lugar. Arrugó su cara ante la acidez que le quemaba la garganta.
Con una expresión de asco se levantó del suelo, y luego apretó el botón para que el contenido se vaya. Se giró hasta el lavado y se corrió el pelo hacia atrás para lavarse el rostro. Se miró al espejo y suspiro al ver su reflejo, tomó su cepillo de dientes y el dentífrico para poder sacarse el sabor asqueroso de la boca.
Hoy iba a ser un día largo. Después del colegio la mamá de su amiga tenía planeado una salida, las iba a llevar a pasear y luego a ver una película al cine. Pero viendo como amaneció, tal vez iría con su mamá y con toda la tristeza haría que llame a su amiga para cancelar las cosas.
Puso su mano derecha sobre su abdomen para masajearlo. Salio del baño y se encaminó con solo sus calcetines puestos fuera de la habitación, camino por el gran pasillo hasta llegar a la cocina. Se encontró solo con su madre, le pareció raro no ver a la mujer que trabajaba para la familia ahí, hablando como todas las mañanas con su madre mientras preparaba el desayuno.
La mujer castaña se giró y miró la forma casi cabizbaja de su hija entrar al lugar.
— ¿Pasa algo? —Pregunto dejando de lado su laptop.
— Solo desperté con dolor de estómago, acabo de vomitar. -respondió con su mano todavía sobre su abdomen.
— Oh, pobrecita. Ven, te haré un té que te ayudara. —la mujer la tomo por el hombro y la ayudo a sentarse.— Entonces no podrás ir al colegio, ni salir. Después llamare a la mamá de, Cassie, para decirle. —se levanto para prepararle el té—. Y tampoco podras comer de estos pastelillos ¿oíste?
Preguntó lo ultimo con una ceja alzada en su dirección, porque sabía que su hija sería capaz de ignorar su dolor y comerlos igual.
Alexandra casi fundio su cara con tristeza al oírla, además le era injusto que cuando su madre comprara pastelillos, a ella justo le doliera el estómago. Esto le parecía una broma cruel, se enojo con ella misma por haber comido demasiadas cosas chatarra ayer, pero no podían culparla, había sido el cumpleaños número 13 de uno de sus compañeros.
