ꜱᴀʙᴏʀ ᴀ ᴘɪᴄᴀꜰʀᴇꜱᴀ ღ 𝒎𝒆𝒔𝒔𝒊 𝒙 𝒐𝒄𝒉𝒐𝒂

𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢á𝙨.

Messi y Ochoa llevaban ya tres años saliendo juntos. Se conocieron en la preparatoria Justo Sierra, y a pesar de las diferencias culturales habían encajado de manera perfecta.
Lionel había nacido y vivido gran parte de su vida en Argentina pero al ingresar a bachillerato su familia decidió mudarse a México. Sus papás decían que "la economía es mejor y debemos buscar un trabajo más estable. Además, Mexico es un país muy hospitalario y lleno de cosas por descubrir."
Aceptó la idea pues jamás podría oponerse a la decisión de sus padres. Era claro que extrañaría demás a los compañeros y amigos que había hecho en su estancia, pero sabía que el insistir en quedarse no llevaría a nada.
Si tan solo alguien le hubiera dicho antes que tan equivocados estaban sus padres, se habría preocupado más en persistir para no salir de su país.

Lionel estaba enojado, mudarse a México nunca lo había molestado. De hecho, ahora pensaba que quizá era lo mejor que le pudo haber pasado, pues conoció a la persona que lo volvió empalagantemente romántico. Sin embargo, esa mañana, se había derrumbado cualquier fantasía que se pudo haber imaginado con esa persona tan especial.

- ¿Qué?, ¿Por qué? - Se encontraba desayunando con sus padres, a punto de salir camino a la escuela. Como cada mañana, estaba emocionado por encontrarse con el que pensaba era su compañero de vida, hasta recibir la noticia que despedazó sus ilusiones.
- Pues si, como escuchaste, creemos que es mejor mudarnos de regreso.- Tomó la palabra su "vieja" mientras retiraba el plato ahora vacío de su hijo.
- México no es como creíamos, el sueldo no es tan bueno, más bien es un quilombo y aunque esperamos estos años dándole una oportunidad, estábamos mejor en Argentina.- Ahora habló su padre terminando el mate y dejando el vaso en el fregadero.
- No chinguen.- Había aprendido algunas palabras de su novio, y le pareció la oportunidad perfecta para decir una de ellas.
- Ey, Lionel, esa boquita.- Regañó su madre.
- Ya está decidido, nos regresamos en cuanto acabes la prepa.- Esa oración le hizo sentir como un balde de agua helada en todo el cuerpo pues ahora tenía en cuenta que mañana acabaría toda la vida que había formado en esa nación. - No te dijimos antes por que sabíamos que podría ser una noticia difícil. El vuelo es a las ocho.- Sentenció.
- No, pero...- Se detuvo, buscando alguna excusa que mágicamente convenciera a sus padres de quedarse, no quería reconocer la verdadera razón por la que no quería irse pero, era mejor decir la verdad. - ¿Qué pasará con Guille?.-

Sus padres conocían a su novio, Messi se había encargado de presentarlo formalmente pues quería que esa relación fuera en serio. Sus padres no estaban especialmente entusiasmados con su pareja. Primeramente por que era hombre, les sentó un poco mal saber que su hijo era homosexual pero siempre dieron el brazo a torcer y los apoyaron.
Seguidamente, Guillermo no era una persona excepcional, tenía buenas notas pero no alcanzaba el promedio sobresaliente de Lionel, y a pesar de no ser una mala influencia en su hijo, no era lo que esperaban para él. Ochoa no alcanzaba sus expectativas.

Lionel sabía esto pero aún así decidió abogar por él en un intento por quedarse.

- Ay Lio, sabes que él no nos agrada para vos, mientras más rápido nos vayamos, más rápido lo olvidarás, podés conseguir a alguien más, alguien que te merezca.- Se compadeció su madre, abriendo sus brazos en un abrazo.

Ya se había enfadado con la noticia de la mudanza pero el último comentario lo hizo calentar.
Se separó de los brazos de su mamá, tomó su mochila del suelo y se dio la vuelta camino a la puerta aguantando las ganas de gritar de coraje y mordiendo sus labios para evitar una pelea entre sus padres y él. - Saben que no me gusta que hablen así de él.- Fue lo único que se limitó a decir antes de salir y tomar el "bondi" que lo llevaría a la escuela.

Memo siempre lo esperaba en la entrada de la escuela, y a pesar de que las clases ya habían empezado hace 5 minutos, ese día no fue la excepción.
Al ver al más chico bajar del pecero, agitó su brazo saludando, y cuando lo tuvo suficientemente cerca lo rodeó en un abrazo cálido, seguido de un casto beso.
- Tardaste un poco. ¿Todo bien?.- Cuestionó el de rizos tomando su mano y emprendiendo camino a su salón.
- Si, yo... es solo que...- No encontraba las palabras para darle la noticia que le estaba quemando el corazón. - Yo estoy bien, solo me desperté un poco tarde.- Se excusó esbozando una suave sonrisa.
No quería que su novio sufriera con el dato. A lo largo del día descubriría una forma de decírselo.