CAPÍTULO DOS

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C A P I T U L O  DOS

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SÁBADO


—Inténtalo y si no te sientes cómoda te iré a dejar a casa.

—Tienes razón, quizás me haga bien salir un rato.

A Blake se le había ocurrido (él y sus ideas) que sería buena idea, que fuéramos a un club para pasarla bien un rato y despejar la mente, pero honestamente no sé si esto último era para mí o para él. No me gustaban esos lugares porque Alex aún no era legal y teníamos que dejarlo con mi abuela o solo y si algo había aprendido de años en grupos de tres, era que no quería excluir a ninguno porque ya lo habían hecho conmigo y no se siente lindo. Además, estar en un lugar lleno de gente no era lo mío. Con trabajar en el café era suficiente.

—¿Y quién se queda con la anciana?

—¡Alex! Primera y última vez que te refieres así a mi abuela —lo fulminé con la mirada—. Y ya que no puedes entrar ¿Por qué no te quedas tú con ella? Volveremos temprano y estaré atenta al celular. Le puedes leer ese libro que tanto le gusta ¿Cómo es que se llama?

—Moby Dick -Alex respondió con un brillo en sus ojos, era probablemente una biblioteca humana, porque libro que mencionabas, libro que Alex ya se había leído o que conocía.

—Moby Dick —Blake empezó a reír como un loco mientras agachaba la cabeza.

—Y tú de qué te ríes —entrecerré los ojos.

—Moby DICK —hizo énfasis en la última palabra.

—¿Es en lo único que piensas?

—Pues tengo uno, Alaska, y a Kendall le gusta.

—No es lo que ella me dijo.

—Te lo hubiera creído, pero ustedes ni siquiera se miran.

—No es mi culpa que tengas mal gusto —ataqué.

—Eso no hubiera pasado si tú...—Blake se calló y dejó la oración incompleta como si hubiera recordado algo que no debía.

—¿Si yo qué? —alcé mi ceja —. Ni siquiera empieces con eso. Me iré a vestir antes de que me arrepienta de salir contigo.

Fui a mi habitación hecha una furia, no podía creer que me eche en cara algo que ni siquiera estaba en mis manos y que según yo habíamos superado, pero con esto me doy cuenta de que no. Busqué entre mi ropa algo que estuviera acorde al lugar y creo que un top que dejaba al descubierto mi ombligo, jeans y mi chaqueta de cuero era perfecto.

—Ya estoy lista ¿Nos vamos?

—¿Podrían traer comida?

—¿Qué quieres comer? -Déjame adivinar -respondió Blake mientras fingía pensar-. ¿Sushi?

—¿Cómo sabes?

—Eres muy predecible, Camp.

Alex nos acompañó hasta afuera para esperar el taxi y para asegurarse de que sí o sí teníamos que traer su comida. El trayecto en auto fue de alrededor de 20 minutos en donde nos dedicamos a hablar de lo que había pasado ayer y para informarme que había invitado a Kendall. El chófer estacionó y le dimos las gracias con el dinero correspondiente, Blake bajó para abrirme la puerta y poder salir Podía ser un dolor de cabeza, pero a veces tenía sus momentos y era muy dulce.

LEVEL UP: El Juego Recién Comienza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora