C A P Í T U L O TRES
___________________DOMINGO
Había tenido el mejor sábado de mi vida y esperaba que el domingo fuera igual porque lo único que quería era dormir hasta año nuevo. Pero para mi mala suerte, recibí una llamada de Liam a las siete de la mañana diciéndome que me necesitaba en el café por falta de personal. Así que, luego de estar mirando mi uniforme por casi cinco minutos, fui a ducharme. Vivir mis años dorados trabajando debería ser ilegal, pero eso tienes que hacer cuando alguien de tu familia depende de ti. Luego de ver que tenía todo en orden, me aseguré de que mi abuela estuviera bien. Por suerte, hoy es uno de esos días en los que parece estar bien, pero no suele durar mucho. Me despedí de ella con un abrazo y un beso en su mejilla, sin antes decirle que estaría antes del almuerzo.
El trayecto no suele pasar de 30 minutos, y con mi abuela en este estado, tenía que asegurarme de que todo estuviera tan cerca como fuera posible en caso de cualquier emergencia. Había llegado al café por recomendación de algunos vecinos que sabían lo de mi abuela, y en forma de ayudar, me dijeron que el café más cercano necesitaba personal. Apenas cumplí la mayoría de edad, fui a la entrevista. Estuve una semana de prueba y Liam estuvo conforme con mi trabajo, así que el puesto fue mío y desde entonces he trabajado ahí.
Habían pasado un par de horas desde que ya había llegado al café y Liam tenía razón, estaba más lleno que nunca. La campanilla anunciando que un cliente había entrado sonaba cada 5 minutos. Apenas podía tomarme un segundo para ir al baño y espero por lo menos tener aunque sea unos diez minutos de descanso porque mis piernas no podían más. Cuando apenas hacía el intento de sentarme un momento detrás del mostrador, la campanilla volvió a sonar indicando que era otro cliente. Iba a acercarme a él con mi mejor sonrisa (falsa, por supuesto), pero no fue necesario ya que él lo hizo más rápido.
—Hey, tú tienes algo que es mío. —el café se volvió en un silencio total apenas el sujeto pronunció esas palabras.
—Y tú eres… —respondí frunciendo el ceño.
El chico se empezó a reír. Si había algo que no soportaba por las mañanas era ver a gente entrar muy alegres como si no hubiese un mañana. ¿Cómo puedes sonreír así cuando apenas estás comenzando el día? Yo ya hubiera maldecido 3 veces. Bueno, 4 si contamos como la cara de diversión del desconocido aumentaba.
—¿No me reconoces o es que acaso necesitas que nos besemos de nuevo para que recuerdes?
«¿Besar de nuevo?»
Noté como mis mejillas se tornaban rojas ante su respuesta. A la única persona que he besado aparte de Blake —lo que me recuerda que tengo que hablar con él ya que no quiero problemas con Kendall ni mucho menos hacerle creer algo que no es— fue a ese chico en la… Mierda.
—Soy Nicholas, Nicholas Bennett. Nos besamos hace unos días y me robaste mi billetera. Debo admitir que si no fuera porque instintivamente me llevo mis manos a los bolsillos traseros jamás me hubiera dado cuenta. Eres buena.
—¿Cómo me encontraste?
—Tengo mis contactos —respondió mientras me guiñaba el ojo.
—Y bien, ¿Deseas pedir algo?
—Podríamos partir por mi billetera. —se cruzó de brazos.
Le hice señas a Liam para que entendiera que iba a estar en algo. Salí del mostrador y conduje a Nicholas hasta afuera para devolver su bendita billetera y poder acabar con esto de una vez por todas.
—Aquí está. —extendí mi mano con la billetera y la tomó de un tirón —. Ya la tienes ya te puedes retirar.
Nicholas frunció el ceño mientras revisaba y tocaba su billetera por todas partes.
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LEVEL UP: El Juego Recién Comienza
غموض / إثارةNueva York. 3 amigos. Una app de retos inocentes que tal vez no eran tan inocentes. Dos muertes. Y una decision. Alaska no tenia idea que todo cambiaria una noche... Una noche de juegos con sus amigos que comenzó como una reunión inocente tomó un gi...