Marvel: El sistema de la bestia

capitulo 42

(Me temo que a ustedes no les gustará, ya que, bueno, tiene toda la 'confusión' a su alrededor. Pero tengan paciencia. Deberían tener algo de confianza en mí en este punto de nuestra relación, ¿no?)

Un niño estaba sentado en el techo de un edificio, mirando el techo en forma de cúpula, que parecía estar hecho de algo negro, con pequeñas y brillantes motas que brillaban como...

"¿Estrellas?"

Murmuró el chico, mirando el colgante que tenía en la mano. Era azul oscuro y ondeaba como lo haría la tinta si se salpicara con agua limpia. Había copos de polvo en el interior: polvo resplandeciente y reluciente. Pero no demasiado. Solo un poco.

La cabeza del niño se movió hacia atrás para mirar las estrellas en el techo... si las estrellas se veían como su madre las describió, entonces las motas de luz en el domo definitivamente se veían como estrellas. Se sentó allí, en silencio, solo mirando las 'estrellas', su rostro ilegible.

Escuchó ruidos de arrastre desde atrás y se giró para mirar quién era.

"Oye, Ed, ¿qué haces aquí?" habló una chica de su edad.

"Nada", dijo Edward, guardando rápidamente el colgante.

"¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó, entrecerrando los ojos.

La chica se estremeció antes de reír nerviosamente, "N-nada. Jacob dijo que fuera a buscarte. Dijo que tiene un susurro o algo así".

"¿Qué? ¿Otra cacería?" preguntó Edward, poniéndose de pie mientras sacudía su trasero.

"No lo sé. Fue bastante reservado al respecto. Pero probablemente sea una cacería". La chica se encogió de hombros.

No otra vez...

Eduardo suspiró.

"Vamos", ordenó y comenzó a saltar por el edificio, maniobrando hábilmente. La chica lo siguió, pero le faltaba la familiaridad que él tenía con este edificio, por lo que fue bastante lenta.

Cuando se acercaron al suelo, Edward simplemente saltó contra la pared antes de aterrizar en el suelo con un golpe rápido. La niña, sin embargo, no era tan buena como él, así que resbaló, se volcó y lo golpeó en la cabeza, derribándolo junto a ella.

"¡Ay!" gritó mientras se levantaba, tomándose la mano derecha por el dolor; estaba roto? Ella frunció el ceño con preocupación.

Edward se quejó mientras se ponía de pie y miró al idiota antes de quitarse el polvo, aunque tal vez no tenía sentido detrás de eso, ya que su apariencia estaba polvorienta incluso sin eso. Ropa desgarrada, cicatrices en la cara y el cuello, y sin el dedo meñique de la mano derecha, cualquier peatón normal que pasara habría dicho que era un mendigo.

Eso, por supuesto, no estaba tan lejos de la realidad. Pero tampoco era toda la verdad.

"L-lo siento..." la chica hizo una mueca, su mano derecha temblando.

Edward entendió que algo andaba mal, por eso exactamente se acercó a ella para ver su mano, pero ella se deslizó hacia atrás, dándole una sonrisa con los labios apretados.

"Estoy bien." Ella habló.

'...Lo que sea.'

Edward la ignoró y caminó hacia su escondite. Detrás de él, había altos rascacielos, acercándose a las 'estrellas' en el techo lejano de la cúpula que llamaban cielo. Luces y sonidos de diferentes colores salían disparados desde atrás, pintando una imagen rica y feliz, o eso parecía.

Sin embargo, hacia donde caminaba no era tan brillante como el lugar detrás. Los edificios también eran altos aquí, pero no tanto como los de atrás. Carecían del brillo que poseían los que estaban detrás de él. Las luces estaban aquí, y también la música, pero carecía de la riqueza y la felicidad que sentía detrás.