No hables muy alto, le dije
a veces no suenan como quieres las palabras que eliges,
de vez en cuando toman el rumbo que tú no quisiste
y sin quererlo empiezan a echar raíces.
No hables muy alto, controla no que dices,
a veces las palabras dejan cicatrices,
de vez en cuando solo rozan, son fugaces
por si acaso ten cuidado, piensa bien tus frases.
No me hizo caso, habló demasiado alto,
las palabras se escaparon,
solas se desataron, volaron,
hicieron mucho daño, mataron,
volvieron, claro que volvieron, pero no se quedaron.
Volaron de nuevo, se transformaron,
unas hirieron, otras amaron,
todas viajaron y no esperaron,
ninguna se quedó a ver el desastre que habían sembrado.
No hables muy alto y si lo haces sé sincero,
se prefiere el daño cuando lo que se dice es verdadero,
aunque a veces cueste empezar de cero,
siempre se puede empezar una frase de nuevo.
