𝒜𝓅ℴ𝒸𝒶𝓁𝒾𝓅𝓈𝒾𝓈

II

-Ughh!-

Aquel quejido fue acompañado por una mueca de desagrado por parte del joven, quién ahora se encontraba lleno de sangre tras haber apuñalado a un infectado que se había acercado demasiado.

Uso sus manos para intentar quitar aquellas gotas color carmesí, pero al hacerlo sólo logro ensuciar más sus prendas, ahora mismo se maldecía el haber salido de aquel sitio.

Decidió acercarse a un pequeño charco de agua que lucía algo limpia, y empezó a tallar las partes que se encontraban cubiertas por la sangre, una vez hizo aquello siguió su camino en busca del retorno hacia la base.

Pero ya ni si quiera sabía dónde se encontraba, tras unos cuantos minutos de caminata logro escuchar lo que reconoció como jadeos y un leve chapoteo, su mente lo proceso todo tan rápidamente que sin esperar más se acercó de prisa al sitio de dónde provenían aquellos lascivos sonidos.

Al estar cerca logro ver la silueta de una mujer tras un arbusto, misma que con todas sus fuerzas pataleaba y arañaba la espalda de aquel ser que se encontraba sobre ella, cargo su rifle ,y, con solo apuntar a su cabeza y tirar del gatillo logro hacer que aquel hombre infectado cayera al suelo.

-Gracias!, P-pero no c-creo poder estar b-bien tras esto. P-por favor, cui-da de mis hi-jos, puedo v-ver que también eres u-un híbrido de pato, el padre de el-ellos también lo era-

La voz de aquella mujer se iba haciendo más leve con el pasar de los segundos, y el azabache tras escuchar aquello no supo que hacer o decir, pero para dejar aliviada a la que suponía era una beta accedió.

-No le prometo nada, pero trataré de que estén a salvo conmigo-

Respondió mientras se acercaba a la mujer, y pudo notar al hacer ello como de la zona baja de aquella mujer escurría una gran cantidad de semen, aquello provocó que apartará la vista de inmediato y con ayuda de la pantalonera de aquella mujer cubrió aquello.

Una vez  sintió que  ya era apropiado el mirar dirigió su mirada hacia la mayor, la dejo apoyarse sobre aquel arbusto y se coloco a su altura para hacer unas preguntas. Cosa que no pudo hacer ya que salieron dos pequeños niños de arriba de un árbol, estos llevaban consigo unas navajas, y a pesar de que lucian temerosos parecía que no dudarían en atacarlo.

-Niños, tra-tranquilos, el los cu-cuidara...por favor...sean buenos..y hagan-le caso...-

Fue todo lo que la fémina pudo decir ya que seguido de ello cayó inconsciente, aquello preocupo a los infantes, los cuales iban a lanzarse hacía su progenitora de no ser por qué el omega los detuvo sujetandolos de sus prendas.

-Dejanos ir!!, Mami está mal!!-

-Niño pendejo, claro que tú mamá está mal pero no deben acercarse, andando!-

-No quiero!!, Quiero a mi mamá!!-

-Mira escuincle tu mamá ya no puede seguir, pero quiere que ambos estén bien así que siganme-

Trato de decir lo más sutilmente posible, sabía que eran niños y que a juzgar por su apariencia y tamaño uno no pasaba de los cinco años y el otro habría de tener dos o tres años.

-Pero mi mami....-

Dijo el más jovencito de ambos infantes, quién empezaba a lagrimear demasiado. Ante ello el mayor de los presentes no supo que hacer así que lo tomo entre sus brazos y acomodo el rostro en su hombro, mientras que con la otra mano tomo al otro niño.