Capítulo 7

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El primer baile

Cuando nos despertamos por la mañana, bajamos sin muchas ganas casi cayendo por las escaleras en nuestra travesía interminable hasta el comedor desde las mazmorras de Slytherin. Cualquiera podría pensar que viajar de un lado a otro de Hogwarts es fácil, pero creo que debo desmentir aquello. Sería mucho más llevadero si nos dejaran usar escobas para desplazarnos, pues subir y bajar alrededor de mil escalones cada día es algo física y mentalmente agotador, y aún más si es viernes a las ocho de la mañana después de un baile cancelado.

-Pansy... -dijo entre bostezos Daphne-. Sigues teniendo la cara pintada... No sé si lo sabías.

-¿¡Qué!? -la susodicha se tocó la cara-. ¡Oh, no! No, no, no, no... ¡Vamos al baño, por favor Abril, nadie me puede ver así!

-Id vosotras, yo os espero en el comedor. -se desperezó por quinta vez Daphne para después alejarse por el pasillo.

-Hay un baño allí -señalé una puerta con el letrero en runas antiguas-. O eso creo...

Ambas entramos al baño, los cuales casi siempre estaban vacíos, sobre todo a esa hora. Mientras Pansy se lavaba la cara frenéticamente, me apoyé contra un lavabo y comencé a juguetear con mi collar, el cual se desprendió y cayó al suelo con un tintineo metálico. Me agaché para buscarlo y me encontré cara a cara con una pequeña escultura de serpiente. A decir verdad, me resultó algo bastante curioso.

Agarré mi collar y volví a engancharlo a mi cuello con tranquilidad a la vez que mi amiga terminaba de secarse.

Salimos del lugar escuchando unos sollozos cada vez más agudos, pero no les prestamos mucha atención.
Al llegar al comedor, casi todo el mundo se había ido, pues las clases seguían con normalidad al ser un día de la semana. Nos sentamos a comer sin darle mucha importancia a la hora a la que llegaríamos a las clases correspondientes y nos dedicamos a hablar y pensar en lo que había sucedido ayer.

Luego, paseamos sin problemas hacia nuestra segunda clase, que a día de hoy no recuerdo cual era. No prestamos atención y nos llamaron la atención por no asistir a la clase anterior y nosotras solo nos encogimos de hombros.
Ya se acercaba la última clase del día, Encantamientos, una clase bastante aburrida en mi opinión, aunque necesaria. Nos dirigimos a paso lento hacia el aula, aunque ya casi eran las cinco de la tarde, nos sentíamos igual de cansadas que en la mañana.
Nos sentamos en una de las mesas más alejadas del aula, para no ser regañadas por dormirnos en clase. Lo único bueno de esa asignatura es que los bancos son para tres personas y nos podemos sentar juntas.
La clase transcurría tranquila mientras el profesor explicaba algo que no lograba entender, de repente sentí una cabeza muy pesada en mi hombro así que me giré.

-¡Oh, dios mío! -dije al ver a Pansy dormida sobre mi hombro-. Pansy, despierta... -susurré mientras le daba palmaditas en su hombro-. Vamos, Pansy, el profesor nos está mirando.

Pero nada, Pansy no cedía a mis súplicas.

-Pero miren, parece que a la señorita Parkinson le está aburriendo mi clase. -pronunció el profesor.

-¡Pansy! -le susurré, sacudiéndola.

Se despertó, bostezando mientras miraba de un lado a otro, confundida.

-¡Señorita Parkinson! ¿Se puede saber qué hace durmiendo en mi clase? ¿Acaso le parece innecesaria o banal? -el pequeño profesor Flitwick estaba exasperado-. Pues si le resulta aburrida, puede ir a hablar con Dumbledore.

-No, no, profesor. De hecho, esta asignatura es una de mis favoritas. -se sonrojó de la vergüenza.

-¿De verdad? -alzó una ceja-. Realice el encantamiento señalado en la página veintitrés, por favor. Supongo que si hubiera prestado atención sabría como hacerlo.

Missing ✵ Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora