𝐒𝐡𝐚𝐝𝐫𝐞𝐞𝐧| Cada vez que miraba aquellas blancas esferas noté que jamás me miraron a mí, nunca lo hizo, más bien ¿por qué lo haría? sí tus ojos siempre lo miran a el, a ese pelinegro bello de cabello largo y curioso gorro, a ese joven de alas...
¿Cómo se sentía? Era difícil, es difícil expresar cuanto te duele perder a alguien amado pero ahí estaban mientras miraban como aquel esqueleto descansaba sobre aquellas tablas que el híbrido adorno a su alrededor, se miraba pacífico y feliz descansando por fin en un sueño eterno donde nadie jamás volverá a lastimarlo de nuevo. . .
Cuándo el día había iniciado el equipo ya estaba listo, por primera vez de semanas Shadoune saldría de casa confiando en que cierto híbrido de lentes oscuros cuidaría a su pareja y amigos con escudo y espada, aunque el primero no suele usarlo tanto el francés confío ciegamente en el osezno sabiendo que un experto como el no dejaría que nada malo le suceda a sus compañeros, el solo iba a unas cuevas cercanas y ayudar a sus compañeros y amigos, era difícil para la mayoría sobrevivir pero el ente oscuro cuando se lo proponía podía ser buena persona aún si la alarma lo volviera loco o sediento de aquél líquido carmín que uno desprende después de una herida, cual tiburón olfateando sangré el se dirige a una presa solo cuando este le hiciera algun daño a el o ha sus amigos.
- ¿A dónde fue Shadoune? -. Comentó el esqueleto mirando como el ozesno de lentes comenzaba a equiparse, confiaba en el pero algunas veces el francés los cuidaba mejor pues Spreen solía confiarse bastante rápido.
- Fue a minar -. Contestó sin más acomodando por fin su armadura ella su lugar, usualmente es incomoda pero al pasar la mayor parte del día con ella te hace acostumbrarte a su pesadez.
El calavera estaba inseguro a la hora de que uno solo salga de la casa, el pato y el no querían salir para nada del mundo de la casa pero el último anuncio los obligaba, " entre más esten en sus bases peor será ", habían quedado en ir al lago de la base los enemigos del pato pues parecía que Rubius tenía un acuerdo con ellos además de que presumía era el mejor de todos, ¿Por qué no ir? Tenían una base al lado donde solo entrarían a dormir, en las no habían mobs entonces no tenían nada de que preocuparse, ¿Verdad?.
Como cualquier día el castaño de sueter blanco apuraba a sus compañeros para poder irse de una buena vez del lugar, pero, ahora Quackity también deseaba que sus compañeros se apresuren, desde que leyó maldito mensaje ahora temía por tener miles de monstruos en su hogar, tal vez sea el segundo menos útil del equipo aunque parecía que después de las clases que Spreen y Shadoune le dieron al esqueleto el termino siendo el eslabón débil del equipo, Missa estaba cambiado a la hora de salir de casa e incluso perdió una vida gracias a no pelear como lo hizo el esqueleto, era hora de aceptar que el miedo podía más que el.
- ¡Ya! Apúrense por Dios que nos van a aparecer mobs -. Decía casi chillando.
Y es que con decirlo aquellas bestias comenzaban a aparecer en su hogar obligando al híbrido a pelear y corres hasta el piso de abajo desesperado y con un ataque de pánico a punto de comenzar sí se quedaba un minuto más, los otros dos híbridos y el dulce esqueleto peleaban, parecía que tomo horas salir de esa maldita casa cuando solo duraron unos cuantos minutos o incluso segundos hacerlo, era desesperante y asfixiante el estar cuidando tu vida cada vez que incluso respiras.
- ¿Pero estás seguro que estaremos bien ahí? -. Reclamó el pato mientras cruzaban las enormes montañas que impedían un camino tranquilo.
- Ya te lo digo he pescado ahí tres veces y las tres salgo vivo -. Comentó orgulloso de sí mismo. - Sí algo pasa culpa de Spreen -. El oso volteo a verlo arqueando su ceja haciendo a los otros reír.
- Si claro, sería culpa tuya por ser tremendo pelotudo y traernos aca -. Gruño haciendo reír mucho más a los dos mexicanos, usualmente ambos osos peleaban y para ellos era la mejor forma de relajar el ambiente tensó... Aunque los otros dos se querían matar pero eso era normal todos los días.
El día se sentia.. tranquilo de una forma extraña sí recuerdas que por suerte salieron vivos de su base, el grupo por fin podía divisar el hogar con el bello lago rodeado de peligrosas montañas, ese lugar no le daba buena espina al oso azabache, extrañamente inquietante así l parecía pues sería difícil escapar con agua (a excepción de cierta sirena que sería su especialidad ) y las peligrosas montañas con agujeros letales, que horrible lugar para vivir.
- Esto es muerte asegurada -. Murmuró bajo sin ser escuchado pues los otros chicos ya estaban en camino a la base.
Rubius llego gritando y saludando a los chicos impresionados de traer a casi todo su equipo con el, incluso pensaban que los iban a asesinar y nadie sabría de ellos hasta que el anunció lo reportara sin embargo y después de muchos gritos por fin entendieron que solo habían venido a pescar, es así como comenzó una tarde donde el castaño termino por irse por sus pendientes dejando a los mexicanos con el híbrido a su cuidado, le hacía sentir inquieto tener que cuidar de ambos ahora.
Los sonidos de la pesca y experiencia inundaba sus sensible audición molestandolo de cierta forma como hablaban entre ellos, el estaba ahí pescando tranquilo sobre un arbol escuchando los gritos y risas de sus compañeros de esa actividad, era extraño segun recordaba Quackity deseaba matar al hombre de voz odiosa, sus orejas rogaban que callara pues solo escucharlo le hacia desear golpear algo, la alarma comenzó ahora haciendo otra ronda de gritos donde el pato seguía al hombre para asustarlo con matarlo, debía admitir que también termino riendo por esa idiotez.
Pero incluso por pescar el terror comenzo, el híbrido estaba hablando por mensajes con cierto francés para saber las situaciones de ambos y el cómo estaban cuando unas risas causaron escalofríos y erizaron su piel, conocía esas risas a la perfección, escuchando el primer cristal roto ahora sus amigos gritaban asustados y corriendo de esas brujas que deseaban matarlos como sí no fuesen nada, odiaba el veneno, odiaba como se sentía sobre su piel cuál ácido de esas malditas lluvias, peleaba deseando no ser golpeado por sus frascos en ningún momento, su hacha peleando nuevamente por su vida, mierda estaba tan casando de todo eso.
- ¡Missa salí de ahí! -. Grito al verlo encerrado en aquella extrañas contrucción de cristal, no dejaban de ponerle brujas, su corazón iba a mil por hora peleando por su vida y evitar que sus compañeros parecieran.
Pero es que no todo se puede y cuando menos lo espero, cuando Misaa hizo algo que era su responsabilidad el veneno consumió por completo al chico esqueleto y el anunció fue dado de repente asustando a cualquiera que lo leyera, podía sentir sus piernas temblar y sus ojos picar pero no había tiempo, el también debía pelar, aguantando que el agua salada abandone sus ojos y se resbale por sus mejillas, aguantando los gritos de su compañero híbrido sobre lo que pasó Spreen debía pelear.
Minutos fueron suficientes y aquellos dioses los dejaron en paz, por fin pudo bajar mirando el tranquilo cuerpo de su amigo, tan pacífico y gentil como siempre - No lo puedo creer, ¿Cómo mierda sucedió?. - Seguía gritando el pato, Spreen tenía suficiente de gritos, ¿Por qué tenía que suceder?.
El ozesno dedicó su tiempo a hacer una tumba para que su compañero pudiese descansar, podía ver al pato seguir pescando pero su rostro seguía siendo el de alguien traumatizado, ninguno de los dos se lo espero y cuando dió una última mirada a su compañero lo entendió.
Spreen no lo cuidó como debía, por su culpa el murió y sabía que al llegar a casa Shadoune y Rubius lo iban a molestar.
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Vuela alto Missa, no pudiste salvarte ni en esta historia.
