Iniustitiam [+21]

CAPÍTULO 2

El "Gut"

Irlanda

Ignazio

Piensa, piensa Ignazio busca una maldita alternativa.

Mire por el retrovisor el auto se estaba acercando más y sabía que no era para pasarme era para chocarme, acelere lo más que pude sin importar el daño que estaba sufriendo el auto solo necesitaba encontrar una vía para distraerlo y escapar.

No tengo idea quien me persigue pero lo pagará caro cuando me encargue de el; derrape al dar la vuelta en un callejón golpeando la parte trasera del auto necesitaba llamar a Luciano o a cualquiera que me diera refuerzos para acabar con los malditos, me había quedado sin municiones sabía que necesitaba correr o estaría jodidamente muerto, cosa que no estaba en mis planes aún no.

Vuelvo a intentar localizar a la gente de Luciano, llamó a Gravel para saber su estado se quedó atrás tratando de despistarlo suena pero no contesta sin más opciones llamó a Marco uno, dos, tr...

—Habla. —El estallido resuena en los vidrios alertándome

—Mandame ayuda estoy en Toscana alguien ha estado persiguiéndome, ve por Luciano nos están atac...

El golpe me tomó por sorpresa y me agarró del volante tratando de evitar salir del auto por los aires.

A la mierda prefiero morir calcinado a que estos malditos logran atraparme, preparado para lo que viene solo pienso en una persona, solo pienso en ella y él arrepentimiento que cargo y que siento ahora por no decirle que la amo.

El auto termina volcando dejándome de cabeza; la cabeza me duele, me arde la espalda, el ardor en todo el cuerpo me jode oigo pasos a lo lejos pero no se si sean verdaderos o es mi cabeza jugando haciéndome perder poco a poco la consciencia a lo lejos escucho sirenas y gritos pero todo queda en oscuridad luego de unos minutos donde la imagen de Alda es lo que veo por última vez.

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La oscuridad se cierne en todo el lugar pero eso no evita los malditos sonidos de susurros y pasos, no tengo la intención de empezar el día menos con los malditos recuerdos que rondaron toda la noche.

—Fuera, fuera muchachita —trato de ignorar esa voz chillona y la queja de quien sea que entró o estuvo aquí.

Me muevo quedando boca abajo tratando de tapar mi vista de luz que entra por las ventanas que abre Gretta. Di órdenes claras que no quería que nadie me molestara, había pasado todo el fin de semana con unos nuevos clientes negociando la exportación de las nuevas armas a sus países y no había logrado nada hasta que los invite a pasar la noche acá, toda la maldita noche hasta pasadas las doce estuve con ellos hasta que logre convencerlos.

—Es hora de levantarse señor.

—Mierda Gretta ¿no te dijeron que no quería que me molestaran?

—Bien señor pero si la memoria aun no me falla también me ordenó que le recuerde sus pendientes del día a día y hoy debe tomar un vuelo a Estados Unidos.

¡Maldición! Ese maldito viaje, trate de aplazarlo lo más que pude pero ya no podía seguir evitando, Luciano ya me había advertido que me encargara de este negocio yo y dejara de mandar a Gaston hacer mi trabajo.

—Nos iremos mañana —el suspiro y las súplicas silenciosas de Gretta me impulsó a darme la vuelta y verla esperando su reprimenda.

—Señor levántese no puede seguir aplazando su retorno, recuerde que el Don Luciano...