Capítulo 1: «Homicidio Involuntario»

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«Inhala y exhala, que en este mundo ficticio nada es lo que parece».

Hace un año, White Diamond se convirtió en un internado de tiempo completo. Nada agobiante si rendías bien las materias. Tienes acceso a internet en el campus, duchas con agua caliente y unos cuartos bonitos. Ah, y sin mencionar lo deliciosa que es la comida.

Pero el paraíso se convirtió en infierno poco antes de terminar el semestre de este año.

Tenía varios amigos y a mi novio de siete meses antes de la catástrofe.

No era de las personas a las que les costara dormir, pero esa noche algo me decía que no me tenía que mantener despierta. Fui al baño. Ni me fijé que Lucía no estaba durmiendo en su cama.

Escuché voces antes de entrar, jugueteos y risas. Me dio curiosidad saber quién estaba despierto a las dos de la mañana en el baño de chicas. Dudé, no solía ser una chismosa con mis compañeros y lo que hacían a estas horas en el baño, pero me urgía orinar. Entré con cautela.

-Kate...

-Evan...

Mi novio.

-Kate, déjame explicarte.

Y Lucía. La que se hacía llamar mi mejor amiga en la escuela.

Me sentí sumamente estúpida. Pero salí antes de que ellos me vieran llorar. Evan me siguió. Me molestó que no fuera Lucía.

-Kate -dijo al tocar mi hombro, en el pasillo.

Lo abofeteé.

Lucía salió del baño, abrochándose la blusa.

-¡Kate, no entiendes! -clamó ella.

-No, creo que entiendo todo.

Estaba segura de lo que vi y ahora me hacía más sentido el que ellos actuaran de manera misteriosa.

Y me fui.

No me siguieron, fue doloroso. Estoy en plena adolescencia, estos romances y amistades lo son todo para mí.

Entré a mi habitación y cerré con fuerza. Empecé a empacar todo. Era la única solución factible en ese momento.

Me invadieron los recuerdos. Él me presentó a sus padres como su novia, para la hermana de Lucía, yo era como de la familia. Pese a haber dicho que lo entendía todo, parecía que ahora no entendía nada. ¿Hice algo malo? ¿Acaso les di motivos para esto? Las lágrimas saltaban en lo que guardaba mis cosas.

Caí en cuenta de que debía llamar a mi hermana con tiempo para que me llevara a casa. Tomé el celular y pese a lo borroso que se veía con las lágrimas, logré llamar.

-¿Kate? Son las 2:00 am.

-Tienes que venir por mí en el auto.

No me fije en mi tono.

-¿Estás bien?

-No.

-Espera, explícame.

-No tengo tiempo, yo... Ellos vendrán por mí o tal vez no, pero tienes que confiar en lo que te digo. Te necesito.

El llanto se hizo incontrolable.

-Tranquila, voy en camino. ¿Dónde te espero?

-Ya sabes dónde.

Tenía el motivo perfecto para dejar un desastre, vandalizar o difundir cosas privadas. No lo hice. Me sentía vulnerable. No podía pasar de una fase de duelo a otra sin los pensamientos que le den contexto a lo que estaba sintiendo.

Red Soldier [Corregida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora