Capítulo 11: "Celos"

2.1K 241 30
                                    

Macao resultó contra todo pronóstico un buen estudiante. A pesar de que no toleraba muy bien la frustración y que se desesperaba con facilidad, Pete fue muy paciente desde el instante 0. La primera hora Macao bufaba demasiado, arrugaba las hojas e incluso se jalaba los cabellos cuando no encontraba el conector adecuado para que su párrafo cobrara sentido. La segunda hora permanecía más en silencio, enfocado en su escritura, hacía algunos mohines y hablaba en voz baja, pero formulaba preguntas hacia Pete de manera más calmada, y no se veía tan perdido. Cuando quiso ser la tercera hora, ya Macao había completado su primer borrador, tenía muchos tachones y borrones, pero las ideas eran claras y tenía una buena redacción, solo necesitaba pasarlo a limpio y lucía orgulloso de su trabajo.

― ¿Ves? Sí puedes. ―Pete le acarició el hombro y Macao asintió.

―Estaba a punto de un colapso, Phi. ―admitió.

―Debes tomar las cosas con calma, pulga, si no somos expertos en algo es normal que nos sintamos perdidos o que nos tome un poco más de tiempo, pero debemos manejar la paciencia, sé que es complicado, pero mira como resultó todo en cuanto te calmaste un poco.

―Qué bueno que pude conseguir que me explicaras, ya Chay estaría dándome zapes de lo lento que soy.

Pete no pudo evitar reír un poco.

―No digas esas cosas, seguro Chay también tendría mucha paciencia.

―Te aseguro que no, llega un punto en que lo harto. ―Macao murmuró con burla―. Al principio creí que era mi amigo por alguna especie de apuesta o algo así, pero luego me di cuenta de que ni por todo el dinero del mundo alguien aceptaría una apuesta de ese tipo si incluía ser mi tutor en las clases que no entiendo, es todo un infierno. ―Macao se rió bajito y Pete hizo un mohín.

― ¿Y por qué pensaste que Chay sería tu amigo por una apuesta o algo así?

―Bueno... ―Macao se encogió de hombros―. Es que todo fue muy extraño. Realmente nunca ha sido fácil para mí socializar o hacer amigos, y... bueno... Chay se me acercó con una sonrisa resplandeciente y unos ojitos de borrego pidiéndome sentarse conmigo, que estuviéramos en el almuerzo juntos y que le diera mi número para textear tan repentinamente que... estuve evitándolo como por una semana creyendo que solo intentaba burlarse de mí.

El menor se rió mientras lo recordaba.

―Luego me pidió disculpas, me dijo que no era su intención asustarme, que solo intentaba hacer un amigo. Desde entonces... somos inseparables.

Pete sonrió, mirándolo.

―Chay es un gran chico, he visto la relación que tienen él y Porsche, se adoran. Porsche siempre nos cuenta las ocurrencias con las que de la nada aparece.

―Es como si cada mañana se inyectara azúcar justo en la vena del cuello, no entiendo como siempre tiene tanta energía y es tan positivo todo el tiempo. Podría hablar por horas, pero... yo no tengo ningún problema con escucharlo. ―Macao sonrió de lado―. Chay es grandioso.

―Seguramente él también piensa lo mismo de ti. ―Pete le sacudió el cabello y pudo notar cómo las mejillas de Macao comenzaban a ruborizarse―. ¿Quieres más refresco? Podemos dejarlo hasta aquí por hoy, ¿no crees?

Macao asintió rápidamente y Pete se levantó para ir en dirección a la cocina. No pudo evitar que su mirada fuera hasta el hermoso arreglo de tulipanes que le había llegado hace poco más de una hora a la recepción del condominio.

Tina, la administradora, casi pone el grito en el cielo cuando un repartidor apareció con el bello ramo creyendo que era para ella, hasta que el hombre dijo que el destinatario era Pete Pongsakorn. El sureño se negó a bajar creyendo que se trataba de un error, pero finalmente debió bajar y se encontró con que era verdad, le habían enviado flores a su condominio junto a una nota.

Siempre Has Sido Tú [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora