Four

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— ¿Hoy irás a mi casa? — preguntó el castaño mirando al mayor.

Estaban en la cafetería de la escuela sentados uno frente al otro. A ambos jóvenes les gustaba juntarse de vez en cuando en el receso, separándose un poco de sus amigos para saber de lo que se habían perdido en el tiempo que no estaban juntos.

Sunoo comenzó a pensar que el pelinegro iba seguido a su casa. Tal vez ya no le gustaba ir y probablemente se había cansado de ir todo el tiempo.

— No lo sé, SunSun — hizo una mueca — tengo tarea.

— ¿De qué? tal vez te pueda ayudar — sugirió el menor, mirando al contrario expectante.

— Biología.

— ¡Amo ésa materia! Seguro terminamos antes, créeme.

Heeseung asintió sonriéndole a Sun.

(...)

— Creí que íbamos a terminar antes — se burló el mayor, con una ceja alzada.

Se encontraban en la casa de los Lee, en la habitación del pelinegro. Estaban acostados en el piso, llevaba tiempo que Sunoo no visitaba la casa de Heeseung por lo que el último decidió invitarlo. Además, su madre, Sunhee, hace días no dejaba de preguntar por su amigo de cabellos castaños, por lo que creyó que sería buena idea invitarlo.

— ¿A mí me echas la culpa? — contraatacó Kim. Colocando su mano en el pecho, indignado — ¿quién comenzó a besarme de la nada?

— ¡No es mi culpa que tu boca sea adictiva, ¿si?! — se defendió, rodeando los ojos divertido.

Sun se mantuvo en silencio por un momento sin saber qué decir. Sus mejillas comenzaban a arder.

Se había sonrojado y quería morirse ahí mismo.

Odiaba a Lee Heeseung.

— Al diablo la tarea — habló Sunoo después de una larga pausa, haciendo un movimiento despreocupado con la mano. Y se acercó al mayor, besándolo, quien le correspondió en seguida.

La habitación comenzaba a llenarse de chasquidos provenientes de ambas bocas. Heeseung se separó un poco, se sentó recargándose en la cama y jaló al menor, sentándolo en su regazo, este rodeó sus piernas alrededor de la cintura del pelinegro y lentamente fueron cortando la distancia entre ambos hasta que estuvieron lo suficientemente cerca para que Lee pudiese juntar ambas bocas y besarse una vez más.

— Nunca más dejaré que me acompañes cuando haga tarea — bromeó el pelinegro al haberse separado un poco y ambos jóvenes rieron levemente.

Luego volvieron a besarse, porque jamás les era suficiente, disfrutaban sentir la boca del otro sobre la suya.

Sunoo profundizó el beso colocando sus manos en la nuca de Heeseung mientras jugaba un poco con sus cabellos. El mayor, por su parte, rodeaba la cintura del castaño acortando la distancia entre ambos cuerpos.

La temperatura comenzaba a subir, sus besos ya no eran suficientes, por lo que Heeseung se volvió más brusco y Sunoo intentó seguirlo. Parecía que lee quería tener el control.

Las manos del pelinegro subían al abdomen del menor, acariciando bajo la camiseta que usaba. Luego subió a sus pezones donde jugó con ellos a su antojo.

— Hee-heeseung —dijo Sunoo entre gemidos.

El aludido comenzó a besar el cuello del más bajo dejando pequeños chupetones en este. No iban a tardar en desaparecer, de eso estaba seguro.

Cuando el más alto iba a acercarse de nuevo a la boca del de cabellos castaños, una voz los interrumpió.

— Heeseung, mamá... — no terminó la oración pues había visto la posición en la que el pelinegro se encontraba con su amigo, quienes lo miraban atónitos.

No había vuelta atrás, el hermano del aludido los había visto, sin embargo, al salir de su trance, Sunoo en seguida se quitó del regazo de Heeseung.

— Mierda, Minhyun. — gruñó — ¿Qué no sabes tocar la puta puerta?

— ¿Ustedes están...? — los señaló, dejando la pregunta en el aire. Ni siquiera hubo necesidad, ambos amigos habían entendido aquella pregunta a la perfección.

— Eso no es de tu incumbencia — ladró el más grande de los tres — y ni una palabra de esto a mamá, ¿de acuerdo? — advirtió.

Minhyun alzó las manos rendido.

Una vez más, el corazón de Sunoo se había roto un poco.

...

𓏲 ๋࣭   ࣪˖ 𝐊𝐢𝐬𝐬 𝐌𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora