Part 4

903 84 4
                                    

—¡Hijo! Necesito que le lleves una encomienda a la señora Jeon —mi madre vocifera desde la cocina.

Me encamino hacia el sitio de donde procede la voz.

—¿Encomienda de qué? —pregunto recargando mis brazos en el mesón, observando a mi madre llenar una canasta con frutas.

—Ayer tu tío nos trajo muchas frutas y vegetales de su huerto. Ni siquiera entra todo en el refrigerador —explica, entregándome la canasta llena—. Así que creo que a nuestros vecinos les agradaría tener alimentos frescos.

—Seguro, suena bien. Los llevaré —obedezco, dirigiéndome a la salida.

—¡Gracias, tesoro!

Cierro la puerta, mientras reprimo la sonrisa que baila en mis labios. Tan solo ver a Jungkook es capaz de mejorar mi humor.

Hace varios días que no le veo. Exactamente, desde el día del partido.

¿Estará molesto por qué no fui a apoyarlo como su amigo? ¿Debería preguntarle cómo le fue?

De pronto mi cabeza inicia a revolverse con un montón de dudas. Me congelo, con mi índice a centímetros del timbre, sin atreverme a tocarlo.

Me sobresalto al instante en que la puerta es abierta de repente.

Al igual que yo, Jungkook abre los ojos sorprendido, pero en sus labios de inmediato reluce una alegre sonrisa.

—Tae, ¿qué haces aquí?

—Mi madre les manda un presente... Amm, mi tío tiene un huerto, así que es una canasta llena de frutas y vegetales.

Él la recibe, y con sus ojitos curiosos observa superficialmente el contenido de la canasta.

—¡Dile que muchas gracias! A mí madre seguro le encantará. Ella ama los alimentos orgánicos.

—¿Vas de salida? —inquiero al ver un manojo de llaves balanceándose en su mano.

—Sí, de hecho pienso ir a la tienda de manualidades en la otra calle. Quisiera aprovechar el verano y volver a todo ese rollo del arte, pintura, ya sabes. Solo tengo ocupado los días martes y jueves, los demás días no tengo nada interesante que hacer.

—¿Quieres que te acompañe?

—Por supuesto. Le entregaré la canasta a mi madre y regreso enseguida.

Tal y como dice, no tarda en entrar dejando la canasta en la mesa de la cocina, para luego salir por la puerta principal cerrándola detrás de sí.

Me mantengo caminando unos pasos atrás de Jungkook, admirándole, mientras da saltitos esquivando cada grieta que encuentra en el suelo.

Como si de una cámara lenta se tratase, él gira sobre sus pies, colocando su atención en mí, mientras camina de espaldas.

—Vas a caerte si no ves por donde caminas —advierto divertido, al ver su semblante risueño.

Me siento agradecido, cada segundo, cada minuto, cada instante en el que puedo compartir su risa, esa que me tiene completamente embelesado.

—Tú me guiarás —indica—. Si ves un poste de luz o un árbol solo tienes que gritar "¡Stop!".

—¿Estoy a cargo de tu integridad física?

—Exacto.

Intento capturar cada minuto a su lado. El como el viento acaricia su oscura cabellera provocando que sus rizos cubran ligeramente su vista. La suavidad con la que desliza su voz entre sus labios, lamento no estar escuchándole en estos momentos, pero es inevitable no quedarme absorto. Él es perfección en todo su esplendor.

𝑰𝒏𝒆𝒇𝒂𝒃𝒍𝒆 ஒ 𝑻𝒂𝒆𝒌𝒐𝒐𝒌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora