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Tengo a las grandes bestias nocturnas de mi lado. Como la noche no me deja dormir, dejo que griten con el estómago apretado y le susurran a la luna tras mi ventana. Tú le susurrabas con tanta tristeza y me sonreías tan bonito. Tu carne tierna sobre la ventana, me mirabas y ahora la miras, estás mirando una luna que todas las noches llora y cae una lágrima, lento, tan lento como pasa la noche. Te oí preguntar, cariño, que por qué la noche es tan bonita y que por qué la luna no puede también disfrutar de una noche como aquella, siempre observada por tanto nocturno ser, si esta es su gran noche, y la lágrima deja una marca húmeda en el cristal. ¿Viste la luna y lo bonita que está? Esta es tu gran noche, te miro y digo que sí, que la luna está hermosa hoy.

Y cuando pasa una estrella como pincelada, me miras y me dices
que la noche también
está llorando.

IgniciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora