C . 17 >> Nuestros <<

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-Otamendi- llamo Elena buscando su mirada otra vez

Nicolás se había perdido en los ojos de su jefa, admirandola. Quería estamparle quinientos besos en ese momento. Quería hacerla sentir la mujer mas amada del mundo, quería... él quería...

-Elena tengo claro que hace nada que nos conocemos pero- guardo silencio relajando su mano en el cuello ajeno para terminar de soltarlo -Te amo una bocha-

Y a Elena le exploto la cabeza.

Sus neuronas estaban en un éxtasis que explotaría en cualquier sentido. Sus pupilas se dilataron y observó detenidamente a Nicolás. Quería empotrarlo contra cualquier mueble ahora mismo. Esa era su extraña forma de devolverle ese yo también.

Lo agarró de la camisa y lo guió por la casa. Otamendi se dejaba, como todo buen hombre, ser guiado por ella. Una sonrisa se le escapó a Elena y entraron a uno de los baños de la casa de Sergio.

-Veni aca- ordenó la mujer demandante

Ambos cuerpos chocaron entre ellos y el hombre soltó un gemido ahogado por el rose de su bulto con Elena.

-Sentate-

Ella estaba dominando la situación y Nicolás no se quejaba, dejándose llevar sin romper el contacto visual entre ellos.

El mayor se sentó en la taza del inodoro y miro desde abajo como la mujer acariciaba lentamente el cabello ajeno y él se mordía el labio gustoso por el toque.

Que hermosa que es》 pensó soltando una sonrisa.

-Te dije que no te la iba a chupar. Pero voy hacer una excepción por hoy- soltó la mujer arrodillándose en el suelo -¿Puedo?- preguntó posando sus manos en los muslos internos de su secretario

Otamendi nunca la vio tan dócil y tranquila. Es la primera vez que lograba verla con ganas de hacer algo.

-No me molesta si no queres, Elena- dijo Nicolás suponiendo que a la mujer no le gustaba chupar pijas -Podes hacer otras cosas antes de esto-

Elena se cautivó aún más, pero esta vez quería hacer su mayor esfuerzo para complacerlo. No le importaba hacer de lado su lado dominante por unos minutos para darle una buena mamada a Nicolás.

-Quiero hacerlo- sentenció

Otamendi sonrió de lado y le permitió que haga el arte que quisiera.

Primero sacó bruscamente el pantalón que este tenía y revolear contra alguna esquina. Deseosa por volver a ver a ese amigo de su secretario que tanto disfruto la vez de la oficina. Sonrió gustosa al ver el bulto un poco más grande que antes.

Retiro el boxer. Tomo el pene del hombre e hizo un vaivén con su mano de arriba hacia abajo. Disfrutando el toque, Otamendi tiró su cabeza hacia atrás deleitándose con el toqueteo que recibe. Jadeo con fuerza cuando Elena le una lamida desde la base a la punta.

-Si supiera que te poner asi porque te la toco ya lo hubiese hecho hace rato- dijo la mujer

Nicolás iba a contestar algo provocativa pero soltó un gemido cuando Elena se metió el pene en su boca de una. Dejándolo boquiabierto buscando bocanadas de aire que parecía faltarle.

-Mierda, Elena- susurro

Ahora la mujer hacia un vaivén de cabeza y usaba sus manos para masajear sus bolas. Comenzarán a ser su nuevo juguete. Ella estaba tan entretenida en poder terminar con su trabajo en el que su secretario se viniera en su cara.

Nico agarró el cabello de Elena que comenzaba a molestarle a ella. Ese pequeño detalle solo la hizo ponerse más alegre para poder seguir con su labor con mas emocion.

⫷Secretario⫸ {Sekretar'} OtamendiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora