*tiiiiiiin tiiiiiiiiin tiiiiiiiiiiin* sonaba el teléfono de Elizabeth recibiendo una llamada.
-Hola, ¿Quien habla?
-Elizabeth, cariño, soy yo, Daniel.
-Hola bebé, no imagine que fueras tu.
-¿Quién más podría ser?
-He creído que eras el chico de la iglesia.
-¿Por qué el tendría tu número?
-Se lo he dado, no sé porque lo hice, le dije que no me buscara.
-Perfecto, te quería preguntar si ¿querías hacer algo esta noche?
-¿Algo como qué?
-Ir al cine, a cenar, que vaya a tu casa a ver películas, no sé, lo que tu quieras.
-Ven a ver películas.
-¿Diario de una pasión?
-El rito, te espero a las 8.
-Vale.
