El plan de fray Lorenzo

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Paris fue a ver a Fray Lorenzo para pedirle que oficiará la boda.
—¿Este jueves? ¡Es muy pronto!
—Capuleto quiere que nos casemos cuánto antes para que Julieta le dejé de llorar a su primo —le explicó Paris.
—Mira quién viene —dijo el fraile
—Mi señora y esposa —añadió Paris.
—Aún no soy tu mujer —respondió Julieta indignada.
—Lo serás este jueves. Hasta entonces —dijo Paris despidiéndose.
Julieta estaba realmente desesperada, no veía ninguna solución.
—¡Ayúdame! ¡Si no se puede hacerlo, prefiero morir! —decía entré llantos.
—Creo que puedo ayudarte. Dices que preferirías morir, ¿y si mueres durante unas horas? —sugirió el fraile.
—Lo que sea, quiero estar con Romeo.
—Ve a casa y di que te casarás el jueves con Paris. Mañana, miércoles, cuando te acuestes, beberás está pócima sin que nadie te vea. Sentirás frío y mucho sueño, tu piel se pondrá blanca y apenas respirarás. Durante 48 horas parecerá que estás muerta. Cuando vayan a buscarte, creerán que has muerto y te llevarán al panteón familiar. ¿Crees que podrás hacerlo?
—¡Claro que sí! —exclamó Julieta quitándole el frasco de las manos.
Fray Lorenzo prosiguió:
—Voy a escribir a Romeo y él vendrá a por tí. Enviaré un mensajero con mi carta para que la reciba cuánto antes.
Julieta se marchó a su casa.
—Perdonadme, estaba equivocada. Prepararemos la boda con París para este jueves —dijo a sus padres.
La noche siguiente, en cuanto la nodriza salió de su habitación, Julieta se bebió el líquido que le había dado el fraile. Después, se tumbó a la cama.
El jueves por la mañana, todos esperaban a Julieta desde muy temprano, pero la jóven no aparecía. La nodriza subió a despertarla.
—¿Aún duermes, Julieta? ¡Venga, levántate! Ya están aquí fray Lorenzo y el conde París. ¿Julieta? ¡Socorro, socorro! ¡La señorita ha muerto! —gritó la nodriza.
Los padres de Julieta, al oírlo, subieron corriendo a ver qué ocurría.
Fray Lorenzo preguntó:
—¿Está lista Julieta para ir a la iglesia?
—Está lista para ir, pero no va a volver. La muerte ha venido a por ella —anunció Capuleto mientras bajaba las escaleras.
Tanto él como su mujer lloraban desconsolados.
—Secaos las lágrimas, tenemos que llevarla cuánto antes al panteón familiar —dijo fraile.
—Teníamos flores y música para su boda, ahora serán para su entierro. —dijo Capuleto llenó de amargura.

Romeo y JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora