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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Maratón San Valentín 03/03 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Letra cursiva: 🇬🇧⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀
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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 07 de Agosto del 2010 Londres, Inglaterra 📍
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── ¿Y este quién se creé que es? ━━ Una Celeste de de dieciocho años entraba a su casa con no mucha alegría y buen humor, era más bien todo lo contrario a eso.
── ¿Qué te paso ahora, Celeste? ¿Te peleaste otra vez con el vecino? ━━ Preguntó su madre con una sonrisa burlona en sus labios, haciéndola rodar los ojos.
── No creo que cuente siquiera como pelea. ━━ La rubia soltó un suspiro frustrada. ── El chabón pasa al lado mío y agacha la cabeza, ¡no me saluda ni de casualidad! ━━ Exclamó enojada. ── ¿Tan agendado va a ser? Todo eso porque juega a la pelota y se cree Maradona cuando no lo conocen ni en la casa.
Su madre soltó un fuerte carcajada negando con la cabeza. ── Quizás solamente tiene vergüenza, hija. No hay que ver siempre el lado malo de las cosas, Celeste. ━━ finalizó, haciendo que su hija rodeará los ojos nuevamente. Ya se había vuelto básicamente una manía para ella. ── Yo ya me tengo que ir, acordate que a la tarde tenes que ayudar en el restaurante. Llega a tiempo porque la otra camarera no va y te necesitamos si o si. ━━ Habló por última vez María, su madre. Para luego atravesar la puerta y retirarse de la casa.
Celeste suspiro enojada, aquella pequeña interacción antes de llegar a su hogar con su vecino la había hecho poner de mal humor. Ambos eran provenientes de Argentina, y si bien ella junto a sus padres se habían mudado a Inglaterra cuando apenas era una niña, amaba su patria y se sentía orgullosa de sus raíces. Tanto que aunque el pasar de los años fuera un fuerte obstáculo, ella siguió hablando en español logrando hasta el día de hoy mantener el acento de su país. Por eso, cuando se enteró que en el vecindario había otro chico proveniente del mismo lugar, estaba muy emocionada ya que pensaba que podrían convertirse en muy buenos amigos. Pero para la rubia fue todo lo contrario; desde la primera vez que se vieron, su vecino Emiliano no la había saludado ni siquiera para presentarse, teniendo el descaro de agachar la cabeza cada vez que pasaba a su lado.
