Un leve suspiro escapó de los carnosos labios rojizos. Lo único que podía hacer era eso, soportar.
- Lord Sesshomaru es realmente increíble. - divago con sorna.- Un daiyōkai digno de regir al clan Inu.
Hiroko rodó los ojos fastidiada.
- Calla y sigamos.
El pelirrojo paso de largo a la mujer aún con sus constantes parloteos.
Hiroko apretó sus palmas hasta sangrarlas. Contuvo el picor de matar.
Solo esperaba que aquel inútil no hablara más de lo que pudiera soportar.
- En fin. - terminó con una sonrisa. Ni siquiera hizo algún movimiento para verla. - Dejando de lado la grandeza de su hermano, llegamos a-
La mujer retiró de un golpe a su acompañante y se abrió camino por la espesura de la densa niebla. Corrió hasta llegar a un prado desolado y putrefacto.
Olfateo un poco. El olor de su hermano estaba en el lugar más solo veía a unos demonios que estaban a punto de comerse a esa humana de ropas extrañas.
Y a su lado... Era repugnante. Un sin rostro devorando algo, posiblemente un humano. Un estupido humano que cayó en su propia debilidad.
Contuvo su incomodidad al ver los movimientos brusco. No alcanza a ver el rostro del pobre inútil.
Le resto importancia al asunto y giro sobre sus talones para irse. Su hermano no estaba, su estupido acompañante se había equivocado.
- ¡Oye! ¡mujer del limbo!
Detuvo su andar.
- ¡¿Para qué lo matas tan pronto, eh?! - regaño con impaciencia. - No me interesa lo que hagas con el, ¿Te dio información acerca de la tumba del difundo general perro?
Hiroko avanzo firme y discreta. Acercándose a espaldas de la mujer humana que escuchaba todo tras una roca.
- Jaken es un súbdito que trabaja para Sesshomaru, ¿Verdad?
- Así es. - la voz de la pulga endureció los rasgos de Hiroko. - Debes tener cuidado, usa el baculo de dos cabezas.
Kagome asintió y se propuso a escabullirse más una explosión tras suyo la tomó por sorpresa. Giro un poco por el impacto, levantó levemente su mirada aturdida y algo mareada, contempló a la hermosa mujer alzarse sobre un Inuyasha igual de aturdido que ella.
Jaken jadeó sorprendido y contuvo el devolver su comida al ver a la hermana de su señor a tan solo unos metros. Más que respeto, lo que sentía por ella era temor puro.
- ¿Qué? ¿Q-que paso?
Hiroko sonrió y sostuvo al asqueroso híbrido de su cuello, aprovechando la posición para enterrar sus garras.
- Oh, nada, querido Inuyasha. - Arrullo con voz aterciopelada, desatando una de sus habilidades más oscuras. - No sucede nada, tu querida madre solo quería darte un lugar mejor para descansar.
La voz tan divina, cambio radicalmente. Imitando a la mujer que antes estaba presente en el lugar.
Su habilidad no era el de hipnotizar. El gusto por matar y torturar la llevo a tal grado de querer exprimir hasta la última gota de dolor en sus presas.
Y la mejor estrategia era el recordarles a sus seres queridos queridos. Aquellos que nunca volverían a ver en sus patéticas vidas.
Esta vez, tuvo suerte de no ingresar a la mente del medio demonio. Su querido hermano Sesshomaru le había dejado fáciles las cosas al reclutar a un demonio imitador.
- Ma-má n-no puedo-o res-pirar.
Hiroko relamio sus labios y apretó más su agarre.
-Inuyasha, mi lindo niño. Por favor, se bueno con mamá y dile donde está la tumba de tu padre.
Inuyasha jadeó adolorido pero aún así, respondió.
- N-no p-puedo
- ¡Haz el intento!
Leves murmullos salieron de su garganta maltratada, aún así, tomó algo de aire para hablar.
- E-en la perla negra de la derecha.
El agarré se deshizo abruptamente. La hermosa mujer fue lanzada por el latigo venenoso de su hermano, dando una oportunidad a Kagome de acercarse a Inuyasha.
Jaken, sin saber muy bien donde estar, se apresuró a llegar hasta su amó.
- Amó bonito.
Sesshomaru ignoro el llamado de su sirviente y ni corto ni perezoso, tomó a Inuyasha de rostro sacando la pupila con gran rapidez, sin hablar, sin decir nada a aquella mujer gritona que era retenida por el Kappa.
Debía de ser veloz si quería obtener aquella espada.
Un estruendo se escuchó, seguido de un rugido lleno de irá.
- ¡Sesshomaru!
ESTÁS LEYENDO
Soledad
FanfictionInu No Taisho, el general perro, único lord de las tierras occidentales, ha muerto. El hijo mitad humano y mitad bestia sigue con vida al lado de su madre, una princesa humana de nombre Izayoi. Y eso no tiene para nada contento a su legítimo compañe...