❝Enid Sinclair es una Alfa diferente a lo demás, tierna, suave y delicada, cualquiera pensaría que nunca encontraría el amor de un Omega, no hasta que presento a Merlina Addams como su Omega.❞
💬Contenido:
✦Enid Alfa / Merlina Omega
✦ Mundo Omegaver...
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Siempre que miraban a Enid Sinclair pensaban en una Alfa soltera por toda su vida, la razón era simple. Su personalidad.
Aquella Alfa no era dominante y ruda como los demás, no, ella no era esa clase de Alfa.
Enid era suave y delicada, amante del color rosa y de las cosas tiernas, así era Sinclair Enid, la Alfa "Omega" como solían llamarle de burla.
Si algo odiaba Enid era que los Alfas siempre se creyeran superiores a los Omegas, Enid siendo una Alfa sabía que todos merecían los mismos derechos.
Aunque claro, los mismos Omegas se encargaban de rechazar a Enid, creían que ella no podría defenderlos del mal, creían que incluso Enid sería pasiva al momento de hacer el amor. Eso no era cierto y jamás lo sería.
Si, Enid era muy consiente de lo que escuchaba a cada rato, no era ninguna pasiva, solamente tenía diferentes actitudes y eso era todo.
—Cachorra, vamos, despierta que tienes que ir a estudiar.—Dijo la Beta desde la puerta de la habitación de Enid.
—¿Mamá?, Buenos días madre—Dijo Enid despertando de golpe al verla.
—Cariño, tú padre y yo te estamos esperando abajo para desayunar, báñate y vístete rápido.—Dijo la Beta sonriendo
La Beta se retiró de la habitación de su hija y cerró la puerta detrás de ella, mientras Enid se levantó con una sonrisa en su rostro, quitó su pijama y se dirigía a bañarse.
Era otro día como cualquier otro, aunque claro, Enid disfrutaba al máximo su vida sin amarguras ni nada que la hiciera sacarse de quicio.
Si, Enid tenía ya veinte años y aún vivía con sus padres, escuchaba a sus demás compañeros burlarse de ella porque aún vive bajo el manto de ellos.
Según los demás, una Alfa antes de esa edad ya debería haber buscado un hogar propio, comenzar a cortejar a los Omegas y comenzar con su propia familia.
No, Enid no quería eso, aún no, quería ir lento y despacio, no quería asustar a alguna Omega llenándola de cachorros y obligándola a hacer lo que quisiera. Enid no era así.
Cómo siempre, comenzaba su rutina diaria para ir a estudiar, ya se baño y se arregló lo mejor que puso, bajo las escaleras y vio a sus padres en el comedor platicando cómodamente.
Murray y Esther eran pareja, ambos habían concebido a Enid, una Alfa diferente a los demás, pero eso a sus padres no les importó en lo absoluto.
De hecho, amaban que su hija fuera así, respetuosa, educada, tierna y demás cosas que sus padres siempre iba a amar de su cachorra.
—Buenos días, ¿Cómo amaneciste?—Dijo Enid tomando asiento en una de las sillas del comedor.
—Muy bien cachorra, aunque tú madre sigue y sigue pateando toda la noche.—Dijo Murray sonriendo y viendo a su hija riendo, luego volteó su vista y vio a su Beta haciendo un puchero.
—Es muy clásico de mamá, siempre patea y patea cuando duerme con alguien.—Dijo Enid tomando un cubierto y llevando un bocado de panqueques a su boca.
—Pero en mi defensa, soñé que estaba en la cama más cómoda del mundo.—Dijo la única Beta en esa familia.
—Ajá, ¿Seguro que no era en el vientre de tú madre, cariño?—Dijo el Alfa mayor viendo a la Beta.
—No, estoy segura que era en la cama más cómoda del mundo.—Dijo Esther afirmando con la cabeza.
Ambos Alfas solo soltaron una pequeña risita, amaban todos los momentos en familia que tenían, incluso si el pequeño Luca estaba dormido en su cama y no participara demasiado en el desayuno familiar.
—Bueno, me tengo que ir padres, nos vemos más tarde.—Dijo Enid terminando rápidamente su desayuno.
—Está bien cachorra, lávate los dientes y luego ya te puedes ir.—Dijo la Beta levantando los platos de Enid.
—Está bien.— Enid hizo un puchero y se fue al baño.
Llegó al baño y rápidamente lavó sus dientes, después de eso volvió a despedirse de sus padres y salió con prisa.
Tenía unos minutos antes de que anunciarán que las clases empezaban, así que pasó por una floristería para comprar unas Dalias Negras.
Dalias Negras las cuales se las daría a la única Omega que dejó que Enid lo cortejeé, Merlina Addams, era la Omega más tierna y dulce del universo, o eso según Enid.
El amorío entre ambas había iniciado hace dos meses atrás, cuando Enid se acercó a la Omega, con un sonrojó adornado en toda su cara y con una pequeña notita.
Esa notita estaba muy decorada en papel rosa, cuando Merlina la abrió para leerla, leyó en el gran mensaje que había escrito dentro de la nube.
"¿Puedo cortejearte, dulce Omega?", Decía aquel papel, Merlina solo se sonrojó y le permitió a la Alfa empezar con su cortejo.
Ambas se amaban e iban muy bien, Enid quería conquistar más a la Omega y luego empezarían su relación.
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