Capítulo 3 ~ Amoroso

123 13 0
                                    

Capítulo 3 ~ Amoroso

Así como cada día desde que había iniciado las grabaciones de la película en la que actuaría, Taehyung se levantó bastante temprano, quizás unos minutos más antes de lo usual porque debía hacer algo por lo cual casi no había dormido la noche anterior.

Así que animosamente se dirigió a la habitación de Aera para despertar a la niña y tomarla en brazos mientras ella hacía leves pucheros en señal de queja, lo cual solo logró hacerlo sonreír por lo tierna que se veía y por lo mucho que reflejaba a su padre Jungkook en cada expresión.

Taehyung diligentemente arregló a la niña, siguiendo la temática de ese día, y una vez terminó la sentó en el desayunador para que comiera en lo que aguardaba que Jungkook acabase con su rutina matutina.

Y cuando el pelinegro terminó, fue directo a la cocina para darle un beso a Taehyung, sin embargo se detuvo en seco cuando sus ojos dieron con Aera.

—¿Qué...? —pronunció desconcertado.

Taehyung lo miró por unos segundos antes de percatarse de su expresión.

—Ah...—miró a Aera —¿no se ve preciosa nuestra bebé?

—Ella es preciosa —afirmó el pelinegro —pero dime una cosa ¿por qué sé ve cómo caperucita?

—Eh...—emitió parpadeando ligeramente —no...es solo el concepto, es por San Valentín.

—San Valentín...—reflexionó Jungkook.

—Si amor, sé que no crees mucho en esas cosas pero ya sabes cómo son las escuelas, siempre quieren que los niños sigan las festividades.

—Si, tienes razón, no me acordaba —rascó su nuca apenado.

—No importa cariño —el castaño se acercó a plantarle un beso en los labios —para eso somos un equipo —le guiñó el ojo —ahora dime qué Aera se ve bien aunque por hoy sea caperucita.

Jungkook sonrió —si, se ve estupenda —se acercó a Taehyung para acunar su rostro —ella siempre se verá increíble en cualquier cosa, creamos una niña preciosa mi vida —le dio un beso en la mejilla que hizo sonreír al castaño.

Así, los tres se dirigieron rumbo al día a día, cada uno en sus respectivas rutinas. Y una vez entrada la tarde, Jungkook salió del trabajo para ir a buscar a Taehyung cómo habían acordado, y tal como casi todos los días, las grabaciones se extendía un poco más, por lo que él pelinegro se encontraba esperando a Taehyung en el set, detrás de las cámaras, sentado en una esquina, evitando ser visto o llamar la atención.

O al menos eso creyó que podría hacer antes de que Taehyung en una pausa del rodaje, fuera directamente hacia él, dejándolo desconcertado por un rato y tontamente pensando que se quedaría de pie frente a él, pero no, a estas alturas debió esperarse que su esposo se sentaría en sus piernas sin vergüenza alguna, pero no lo había deducido hasta que sintió todo su peso sobre él.

—Tae...—gruñó por lo bajo.

—Dime cariño —habló inocentemente mientras se pegaba más a él, como si pretendiera querer escucharlo, pero Jungkook sabía que era para recostar por completo su espalda contra su pecho.

—¿Qué haces? —miró a su alrededor —nos están mirando.

—¿Y eso qué? —se encogió de hombros, levantando el guión entre sus manos para leerlo.

—Que ahora eres una figura pública y mi cercanía contigo puede afectar tú imagen —murmuró el pelinegro.

Taehyung suspiró —el hecho de que mi vida sea pública no quita el hecho de que tú seas mi esposo y de que tú y Aera sean mi familia —se giró un poco para poder mirarlo a los ojos —pero si entiendo que no es muy beneficioso exponerlos a ustedes al ojo público, no quiero que no puedan tener privacidad en un futuro, sin embargo amor mío —le sonrió cómplice, Jungkook bajó la mirada ante esa sonrisa, mordiéndose el labio por instinto —absolutamente todas las personas que están en este set tienen un contrato de confidencialidad, ellos no pueden hablar a nadie cualquier cosa que vean aquí o se enfrentarán a una gran multa, a la que ellos no estarán dispuestos a pagar, además, la mayoría tiene experiencia en esto, ellos saben que no deben decir cualquier cosa que vean, así que aunque se les caiga la baba mirando —acarició la mejilla del pelinegro —ellos no dirán nada.

My Dear MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora